A principios del mes, la Marea Verde estuvo presente con una cabina de grabación de video en el Abierto Mexicano de Diseño (AMD) en la Alameda Central de la CDMX. Cada año, el AMD reúne y celebra a la comunidad de diseño en México, en toda su amplitud y diversidad. ¡Éste fue un espacio nuevo para la Marea Verde!
La cabina fue un espacio interactivo y divertido en el que el público podía entrar para grabar un video tipo GIF bailando, tirando diamantina verde, poniéndose los pañuelos, etc. Después de grabar su video, cada persona o grupo lo recibió en su correo electrónico y tenía la posibilidad de compartirlo en redes sociales con el hashtag #YoSoyMareaVerde. En general, la reacción del público asistente fue bastante positiva y, por tratarse de un lugar tan céntrico y concurrido como la Alameda, a cada rato llegaba un nuevo grupo de aproximadamente 15 jóvenes para ver qué onda con la cabina. Allí les explicábamos la dinámica, compartíamos información sobre el origen del movimiento y cuáles son las razones para ser parte de la Marea Verde, con eso casi todos querían entrar para grabar su video.
Durante el día no paraba la llegada de gente, las sonrisas, los bailes y la salida de personas cubiertas en diamantina verde. Una experiencia muy interesante surgió de la forma menos esperada. Estaba afuera de la cabina explicando la dinámica al público interesado cuando se acercaron dos señoras, una de 40 años y la otra de 60. Me preguntaron qué estábamos haciendo y les entregué una infografía con información sobre la despenalización del aborto.
Revisaron el material y luego se acercaron de nuevo para platicar más. En ese momento me explicaron que por años se han parado afuera de las clínicas donde se realizan abortos legales en la alcaldía de Iztapalapa para intentar convencer a las mujeres de no seguir con el procedimiento.
En un mundo que parece cada vez más polarizado políticamente, la oportunidad de platicar con ellas y conocer su postura me pareció interesante. Escuché con atención las razones y creencias que las motivan a disuadir a las mujeres de practicarse un aborto. Sus argumentos no fueron nuevos; de hecho, se parecían mucho a los que yo usaba cuando era adolescente, alumna de una escuela privada evangélica. Les respondí que entendía que cada persona tiene el derecho de tener sus creencias religiosas y que justo la idea del Estado laico surgió como mecanismo de protección ante la imposición de unas creencias sobre otras, separando el Estado de la Iglesia.
Ya se pueden imaginar: “Pero el aborto trasciende esa separación, porque es la matanza de bebés no nacidos”. Con calma les respondí que, si vemos las posturas sobre el tema de aborto, en realidad no trasciende la religión porque son posturas encontradas justo por la religión. El debate de cuándo empieza la vida se ha dado tanto en la comunidad religiosa como en la científica, médica y jurídica desde hace años, pero la evidencia muestra que todo tipo de mujeres abortan y seguirán abortando. Sí, mujeres católicas y ateas, mexicanas y francesas, nigerianas y argentinas, ricas y pobres, educadas y las que no tienen acceso a una educación formal, adolescentes y adultas. Mujeres alrededor del mundo, a pesar de la religión y a pesar de las leyes, abortan. Y esa realidad a veces parece ajena a los debates que se desarrollan en los congresos y en los medios.
Pregunté a esas dos señoras si creían que se debe criminalizar a las mujeres por abortar. Ambas pensaron un momento y una contestó que no. Su respuesta es común: en realidad, muy poca gente quiere encarcelar a las mujeres por abortar, incluso quienes están en contra del aborto. Sin embargo, cada día una persona es denunciada por abortar. ¿Entonces? “Si se despenaliza las mujeres irán corriendo a realizarse abortos en lugar de utilizar anticonceptivos”, dicen. Esta conversación aparece en las redes sociales cada vez que alguien postea algo sobre el aborto. Nunca falta alguien que dice, “Que usen condón, ¡no al aborto!” ¡Ayyy… si fuera tan sencillo. Lo cierto es que vivimos en un mundo donde existe violencia sexual, dinámicas de poder entre parejas, desigualdad sobre acceso a información, sexo, sexualidad, complejas relaciones humanas con emociones y, aún así, ningún método anticonceptivo es 100% efectivo.
Quienes no quieren abortar pueden mantener esa postura porque la legalización del aborto no obliga a nadie practicarlo, pero sí respeta la decisión, necesidad e incluso creencias de las que sí optan por hacerlo, por la razón que sea.
Después de media hora, se asomaron adentro de la cabina y me preguntaron: “¿Podemos entrar?”. Les dije: “Ya saben todo lo que representa el pañuelo, si aún así quieren entrar, ¿quién soy yo para decirles que no?”. ¡Desde la entrada de la cabina, observé cómo bailaban y tiraban diamantina con sus pañuelos verdes puestos.!
La conversación fue larga y seguramente no les cambié su opinión y no cambiaron la mía. Pero… por un segundo nos escuchamos y estuvimos de acuerdo en que ni sus creencias, ni las mías deben dictar la realidad de las demás personas. O sea… *TOS TOS* ESTADO LAICO.
Por Marty Minnich (@martysminnich)
Marty es guionista egresada del Centro de Capacitación Cinematográfica y forma parte del equipo de GIRE.
12 November 2019