En los lugares donde el aborto está prohibido o restringido, la labor de organizaciones y colectivas dedicadas a brindar asesoría y apoyo contribuye a que los riesgos para las mujeres disminuyan.
Múltiples voces han robustecido el grito global por el Aborto Legal y Seguro. Hoy #28S los movimientos feministas de América Latina y el Caribe, cada vez más grandes, diversos y fuertes, toman el espacio público para exigir la despenalización del aborto e insistir en la necesidad de que los sistemas de salud proporcionen el servicio de interrupción del embarazo. A la par de este incremento en las demandas por el respeto a los derechos reproductivos, se han creado redes de acompañamiento cuya presencia ha sido fundamental para brindar información, asesoría y apoyo a las mujeres y, con ello, resguardar su salud y su vida.
Uno de los motores del trabajo de GIRE ha sido visibilizar la criminalización del aborto como una violación a los derechos humanos que afecta especialmente a quienes de por sí viven en condiciones de marginación, labor que sin duda se ha visto fortalecida y amplificada gracias a las alianzas con organizaciones y colectivas cuyo trabajo de promoción y defensa de los derechos reproductivos es imprescindible para empujar los derechos de las mujeres en las entidades federativas.
Desde hace más de 28 años, GIRE participa activamente en esfuerzos de despenalización o ampliación de causales legales en el país y exige el cumplimiento de las obligaciones que en materia de derechos humanos ha adquirido el Estado mexicano. Asimismo, acompaña a quienes ven obstaculizado su acceso a servicios de aborto legal, lo cual ha permitido tener conocimiento detallado de la aplicación real de los marcos legales, identificar barreras y violaciones a los derechos reproductivos, garantizar el acceso al aborto para las mujeres a quienes se les ha negado y lograr reparación integral del daño en casos particulares.
Acompañar a las mujeres nos ha mostrado que la penalización del aborto tiene consecuencias graves y tangibles, y que aun cuando no siempre sean sometidas a un proceso penal que culmine en una sentencia de prisión, la criminalización del aborto repercute social y económicamente en su vida. Es por ello que nuestro acompañamiento tiene como enfoque combatir tanto la discriminación como el estigma que sufren quienes buscan interrumpir sus embarazos.
Una mujer puede provocarse un aborto de manera segura con dos medicamentos (Mifepristona y Misoprostol) durante el primer trimestre de la gestación. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), un aborto realizado de este modo tiene una tasa de éxito de entre 91 y 98 por ciento, y es el método más seguro para realizarlo. Sin embargo, es fundamental contar con la asesoría adecuada. En este sentido, distinguir aborto inseguro de aborto clandestino es importante.
Por aborto clandestino se entiende la interrupción del embarazo fuera o al margen de la ley, independientemente de las condiciones sanitarias en las que se realice; un aborto con medicamentos debidamente asesorado puede ser clandestino mas no inseguro. Por su parte, el aborto inseguro ha sido definido por la OMS como “un procedimiento para finalizar un embarazo no deseado que realizan personas que carecen del entrenamiento necesario o que se lleva a cabo en un ambiente donde se carece de un estándar médico mínimo, o ambos”.
En los lugares donde el aborto está prohibido o restringido, quienes disponen de mejores recursos económicos pueden pagar los servicios de personas debidamente capacitadas, que practican el procedimiento en instalaciones equipadas e higiénicas, mientras que las mujeres pobres se someten a abortos igualmente clandestinos, pero realizados en condiciones insalubres, probablemente por personal no capacitado, lo que los hace inseguros.
Por ello, las redes de acompañamiento que se han generado en todo el país cobran especial relevancia, pues cuando las mujeres se encuentran en contextos restrictivos, la labor de organizaciones y colectivas dedicadas a brindar asesoría y apoyo contribuye a que, incluso en circunstancias de penalización, los riesgos para las mujeres disminuyan.
Gracias a estas redes, las mujeres que se encuentran en situación de aborto pueden contar con personas que las guíen, las cuiden y les proporcionen la información que requieren para no poner en riesgo su salud y su vida. Estar acompañadas les ayuda a actuar conforme a sus decisiones y convicciones, en un espacio donde además de recibir la contención necesaria ven resguardada su integridad y su privacidad. Las redes de acompañamiento son fuente de seguridad y salvan vidas, y también son una vía asequible para el conocimiento y la defensa de los derechos humanos.