Cumplir con la Constitución y la normatividad en materia de ayuda, asistencia y reparación a víctimas es una obligación de las autoridades federales y locales.
El Estado tiene obligaciones que ha adquirido y no puede borrar de un plumazo por su incapacidad para investigar y sancionar.
El futuro del aborto en Colombia, como en el resto de América Latina, debe ser claro: reabrir el debate para avanzar en asegurar los derechos de las mujeres.
A veces, la justicia es tener las palabras correctas para nombrar lo que se vivió y que no se invisibilice, tener un espacio para ser escuchadas.
Si el INSABI cumplirá con la promesa de garantizar el derecho a la salud, incluida la salud materna con todos sus componentes, deberá responsabilizarse y revertir la tendencia en la que más de la mitad de las muertes maternas correspondían a partos de mujeres sin seguridad social o con Seguro Popular.
¿Por qué se insiste en hablar de la menstruación como un tema individual si socialmente se reproduce la exigencia de que las mujeres rindamos y seamos productivas siempre, tanto en lo laboral como en lo familiar, aun durante el periodo menstrual y experimentando sus efectos?
En la actualidad es insuficiente hablar de derechos reproductivos y de la libertad de reproducirse o no: este discurso se limita a una visión jurídica e individual de los derechos, sin adentrarse a otras barreras que existen en su acceso efectivo para ciertas poblaciones.
Las mujeres movilizadas han sido las protagonistas de un movimiento que se ha colocado en la vanguardia y detonado discusiones para cambiar paradigmas.
¿Estamos a favor de la vida de qué o quién? ¿Del embrión o de una mujer con nombre, familia e historia que por diversas razones decide que este no es el mejor momento?