Somos un blog con harto limón y feminismo. Nuestros temas favoritos son autocuidado, diversidad, menstruación, maternidad, infancias, amor romántico, política, derechos reproductivos y mucho más. ¡Ponle limón a tus días leyendo nuestras publicaciones!
Otra vez la alarma suena. Son las 5:30 am, hace frío, no hay agua, tengo que acarrearla y esperar a que se caliente para, después de bañarme, emprender el viaje de dos horas al trabajo: hacia el sur de la CDMX.
¿Vestido, falda o pantalón? Aunque pareciera que mi clóset tiene una amplia variedad de opciones para usar, la neta es que estas se reducen a los básicos jeans que me pongo cada que voy a la oficina. Tomar tres transportes públicos; empujar (con mucha precaución, claro) a las personas para lograr subir al Mexibús (sistema de transporte del Estado de México) y al metro; rozar hombro con hombro a las personas usuarias, sentir sus bolsas o mochilas clavadas en mi costilla, percibir su respiración, su calor corporal y a veces hasta su mal aliento, me hace desechar la opción de ponerme ese outfit que tanto me agrada.
“Allá bien pinche lejos” dicen las personas para referirse al lugar que nos ha visto crecer: Ecatepec, el municipio más poblado del Estado de México y el cual, seguramente, en tu imaginario existe como “un lugar peligroso que se encuentra en una especie de limbo fuera de la CDMX”. Hace no mucho comprendimos que si crees que Ecatepec es un limbo, el limbo eres tú porque: ¿cuánto realmente sabes de este territorio?
Ecatepec tiene nombres y apellidos, es un territorio grande que tiene poco más de un millón de habitantes, alberga desigualdades y violencia pero también es cuna de activistas comunitarios que se entregan a la defensa de su causa.
Nosotras vivimos aquí, nuestra familia también. Si tuviéramos que describir qué es vivir en la periferia de la CDMX diríamos que:
Una vez una compa ingeniera nos dijo: “Viven cerca del diablo hídrico. El agua solo viaja a través de Ecatepec, pero nunca se queda ahí” y cuánta razón tiene.
Y no nos malinterpreten, no queramos abonar a la narrativa negativa de nuestro municipio pero como dicen los compas de la colectiva Ecatepec en la Mira “es difícil defender un lugar que ha sido agreste contigo, pero que aun asi lo amas” porque Ecatepec es mucho más de lo que los medios de comunicación nos han contado.
Sin embargo, a pesar de todo lo anterior, nosotras vimos en las problemáticas cotidianas la oportunidad de cambiar la narrativa de Ecatepec y comenzar a pensar en colectivo imaginando otras formas de accionar nuestros derechos. Por ejemplo, encontrar alternativas ante la escasez y desabasto del agua ha provocado un despertar comunitario que nos incentivó a organizarnos y a formar alianzas como la Coalición Ecofeminista “Todas x el agua”, conformada por las colectivas MMUE, B.A.N.C.O. y Las Sabinas y, que a través del diálogo vecinal, ha logrado visibilizar los impactos diferenciados y las violencias machistas que enfrentan las mujeres ante la falta de agua.
Tal vez aún estamos muy lejos de poder usar una falda sin temor a ser acosadas, de dejar de ir a trabajar o estudiar porque la calle está inundada o de esperar a que alguien decida viajar hasta tu casa a visitarte. Sin embargo, hemos decidido salir a marchar a las calles de Ecatepec para exigir una vida libre de violencia y el acceso a agua potable, hemos creado redes y colectividades para acompañarnos y darnos contención en la búsqueda de construir un lugar mejor para vivir.
No queremos huir del problema, no queremos mudarnos, no queremos dejar de trabajar en CDMX; queremos que nuestra casa no sea un limbo geográfico, que dejen de vernos desde el clasismo y el racismo, que el Estado deje de mirar a las periferias como “municipios dormitorio”. Necesitamos que los movimientos sociales y feministas dejen de concentrar la movilización en la ciudad.
Y no, Ecatepec no es un lugar “allá bien pinche lejos”, es el lugar en donde habitamos.
Fer (@fernandatarinda) y Liz (@_cuatroeles) son amigas, viven en Ecatepec y se conocieron en GIRE. Se volvieron amigas después de compartir cabaña en medio de una montaña en Colombia durante un viaje de trabajo. Les encanta reír, chambear, cantar a todo pulmón y bailar cumbias.
16 diciembre 2024