Cohousing o viviendas colaborativas
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Cohousing o viviendas colaborativas


Por Cecilia Rodríguez

¿Alguna vez piensas en cómo será tu vejez? ¿Cómo y con quién vivirás esos días en donde quizás seas más dependiente de otros? O incluso, ¿has reflexionado si es posible cambiar la manera en la que vives actualmente por una que sea más amable en términos de convivencia y cuidados?

La vejez y la jubilación suelen ser temas que nos ponen incómodas porque sabemos que perderemos algunas de las características de nuestra vida actual. No sabemos cómo funcionará nuestro cuerpo y si la pensión o los ahorros alcanzarán (en el caso de que hayamos logrado llegar a cierta edad con alguno de los dos).

 

Los modelos de crecimiento de las ciudades, el sistema económico en el que vivimos y la inseguridad que hay en nuestro país, no deja mucho espacio para pensar en planear un retiro. Pareciera que esas cosas solo pasan en las películas donde la gente se retira y se compra una hermosa casa en la playa, abre un bar para viejitos y es feliz para siempre. Pero esas imágenes idealizadas del retiro hacen muy difícil imaginar algo que esté más cercano a nuestras realidades.

Los modelos de vivienda colaborativa han existido desde siempre, porque finalmente la necesidad humana de la comunidad es parecida a la de la intimidad o privacidad. Hace unos meses me enteré de la existencia de uno que está tomando fuerza, lo llaman cohousing y se presenta como una respuesta a la deshumanización de las ciudades. Se trata de un grupo de personas que se organizan para planear juntas un lugar donde vivir en comunidad sin perder el espacio privado. Todo comienza con la construcción o adaptación del espacio habitable tomando en cuenta las necesidades de las personas participantes. El proceso en su totalidad es autogestionado y autofinanciado. Básicamente se trata de un vecindario intencional donde se minimiza el espacio individual, se prioriza la intimidad y se da amplitud a las áreas comunes de convivencia, socialización y atención de cuidados.

Modelo arquitectónico de un cohousing donde se observa una construcción horizontal.

Imagen tomada de Iva Copic y Tijana Damjanović

 

Esta idea se originó en Dinamarca cuando un arquitecto estadounidense, Charles Durrett, comenzó a trabajar en el concepto teórico y la metodología que luego estableció en su libro Manual de senior cohousing donde sistematizó las directrices que definen a los proyectos. Su libro es una guía para no morir en el intento.

En el mejor de los casos el grupo que inicie la aventura de un cohousing tendrá la posibilidad de comprar un terreno conjunto antes de jubilarse, tendrán varias reuniones donde harán el proyecto arquitectónico e irán planteando las necesidades a corto y mediano plazo para que sean atendidas por el proyecto pero también de ahí, y es lo que me parece más importante, irán tejiendo una red de compromisos que les ayudarán a convivir en los próximos años siendo sujetos de cuidado colectivo tanto como proporcionar cuidados a la comunidad que se está formando con el objetivo común de una vejez en bienestar.

Aunque el cohousing nació con la idea de compartir la vejez, hay varios proyectos en el mundo que dan cuenta de los beneficios de hacer estos proyectos de vivienda intergeneracionales, donde las personas pueden recibir y proveer distintos niveles de cuidados mientras comparten un espacio común y el compromiso de ser parte de esa comunidad. Parte sustancial de los proyectos de cohousing implica la repartición de tareas que incluyan no solo tareas de cuidado sino de recreación, la redacción de los acuerdos de convivencia, y la gestión de habilidades y conocimientos para el bien común.


via GIPHY 

La idea del cuidado y cómo se entreteje con el amor y los vínculos en un sistema patriarcal ha puesto la balanza de los cuidados siempre inclinada hacia las familias y, dentro de las familias, hacia las mujeres, pero quizás es tiempo de comenzar a imaginar y crear modelos donde los cuidados se puedan dar y recibir en comunidad. El cohousing propone atender las necesidades de cuidados de manera colectiva y dividirlas de manera equitativa afectando de manera muy positiva a la salud, la socialización y la economía de los participantes, y además con la posibilidad de coadyuvar a un medio ambiente más sano.

Mientras leía algo de literatura al respecto, pensaba que esto es una vuelta a las primeras aldeas, pero quizás con una repartición del trabajo más justa y horizontal, o a las comunas de los 70. Pero, ¿por qué el cohousing no es una comuna? A diferencia de las comunas donde lejos de priorizar el espacio privado se trataba de romper con la idea de propiedad, en este modelo las personas habrán de tener un espacio propio pequeño priorizando las áreas comunes, lo que logísticamente ayuda a que las tareas de cuidado se puedan compartir. Por ejemplo, proyectos donde las casas privadas cuentan solo con una habitación, un baño y una pequeña sala de estar, mientras que la cocina, el comedor, la lavandería, la enfermería y el jardín son comunes. Además de que se busca que no haya ideologías impuestas y no se comparten los recursos económicos de los participantes.

Una de las fortalezas de este modelo reside sin duda en la flexibilidad del método de creación que es participativo y debe responder a las necesidades cambiantes de las personas en su proceso, ya sea de envejecer o de la etapa de la vida que estén viviendo en ese momento. Esto se evidencia cuando se ven por el mundo proyectos de Cohousing funcionales con participantes de distintas generaciones, de madres autónomas, de personas de la tercera edad, etc. Así, el cohousing es un entorno que capacita a las personas, que las empodera y las adapta a la sociedad.

Características básicas:

  • Equipamientos comunitarios (no necesitamos todos una lavadora)
  • Viviendas económicas individuales
  • Será autogestionado por los residentes que adquieren un compromiso con la comunidad
  • No hay una estructura jerárquica (di no a la monarquía)
  • Proceso participativo para el desarrollo y la gestión 
  • Diseño intencional de la vivienda (hecho a la medida)
  • Compromiso social. En la medida de las posibilidades, el grupo se compromete a trabajar por la comunidad en donde se inserte el cohousing

Así, el sentido de comunidad se va construyendo de a poco, juntxs. La verdad, la idea de crear comunidad en estos términos se me antoja más que el bar en la playa.

Fotografía de Cecilia. Ella es una mujer que tiene el cabello ondulado a la altura del hombro. Usa una blusa de animal print descubierta de los brazos. 

Autora

Cecilia (@qkiss) es comunicóloga, ama cocinar y darle la vuelta a las cosas para ver de qué están hechas.


22 noviembre 2024


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