De home office, permisos y licencias menstruales. O ninguna de las anteriores

De home office, permisos y licencias menstruales. O ninguna de las anteriores

Por Dunia Campos

Mujeres y personas menstruantes tenemos la regla durante cuarenta años aproximadamente y la gestionamos según las etapas que vivimos o los espacios donde nos encontramos; así, podemos experimentar menstruaciones sin estragos o enfrentar verdaderas batallas campales, dependiendo de los procesos personales y de las circunstancias también.

En la perimenopausia —transición al cese de la menstruación— hay quienes no sabemos de fechas ni del mood que nos espera pues presentamos alteraciones en el ciclo: lo mismo puede haber sólo manchones o flujos “en serio”, un periodo como si nada o uno terrible porque el sangrado es abundante y prolongado, y a esto se le suma la incógnita respecto al tiempo que pasará entre una menstruación y otra. Además, hay sofocos, falta de concentración, cansancio, dolor en articulaciones, pérdida de memoria, irritabilidad, insomnio… 

Ilustración de una mujer que está frente a un ventilador

Imagen tomada de @monica.bzas

 

Y si esperamos que estos síntomas desaparezcan con la llegada de la menopausia, los datos nos ubican en la realidad. Según el informe sobre el climaterio 2024, de No Pausa y DataGénero, 99.3 % de las encuestadas tiene al menos uno; entre los predominantes están: cambios en la libido y el deseo sexual, lagunas mentales, cambios de humor, síntomas vulvo-vaginales, dificultades en conciliar el sueño, cambios en el peso, y molestias en músculos, huesos y articulaciones.

¿Has vivido algo así y tu desempeño laboral se ha visto afectado? 

El informe de No Pausa y DataGénero revela también que 71 % de las encuestadas manifestó que su trabajo fue impactado por los síntomas; la disminución de la productividad fue el impacto más mencionado, seguido de la reducción del número de horas trabajadas, irse temprano o reportarse enferma, pedir permisos de ausencia en el trabajo, rechazar una promoción u oportunidad más desafiante y la renuncia o jubilación anticipada.

Recientemente en la Gaceta de la UNAM se abordó, entre otros aspectos relativos a la menopausia, la necesidad de fomentar la empatía en los lugares de trabajo. En opinión de una especialista en estudios de género y feminismo, “las empresas tienen que tratar dignamente a sus trabajadoras con menopausia y ofrecer entornos de trabajo flexibles, tiempos de descanso, permisos para asistir a consultas médicas, horarios laborales adaptables, home office, pláticas, talleres o cursos, y un ambiente inclusivo en el que ellas se sientan valoradas y respetadas”.

Portada del número 5 mil 554 de la Gaceta UNAM. En ella está un acrostico de la palabra menopausia, de la que se desprenden las palabras: información, empatía, no discriminación, trato digno, comprensión, respeto laboral, sororidad y unión, perspectiva de género, flexibilidad de horarios y espacios de diálogo.

Tiene razón: las mujeres y personas menstruantes necesitamos que en los espacios laborales se reconozcan las afectaciones de la menstruación-perimenopausia-menopausia en la calidad de vida y en la productividad, y que haya medidas para favorecer nuestro bienestar. El home office, por ejemplo, es un gran aliviane cuando somos presas de los síntomas, pero… ¿qué hacemos si las molestias nos impiden realizar las actividades de manera habitual, incluso estando en casa?

De acuerdo con encuestas realizadas por Dalia Empower y Plenna sobre menstruación y productividad, las mujeres consideran que en las empresas donde trabajan se deben implementar medidas como: flexibilidad laboral, adecuar la carga de trabajo al ciclo menstrual, pláticas de concientización, contar con pastillas para el dolor, compresas u otros materiales, y brindar licencias menstruales.

Pero, ¿hay políticas públicas al respecto?

En México, varios estados han legislado para que las mujeres y personas menstruantes cuenten con permisos o licencias menstruales —es decir, para que puedan ausentarse del trabajo por unos días con goce de sueldo—; sin embargo, las reformas que se han realizado benefician a quienes trabajan en el sector público. Entonces, ¿qué opciones tienen las demás personas? ¿Cómo cumplen con la jornada laboral si al mismo tiempo lidian con los síntomas? ¿Qué consecuencias enfrentan? Las trabajadoras encuestadas por Dalia Empower y Plenna mencionaron algunas: discriminación, despidos y negativa de alzas salariales.

Una buena práctica: la licencia menstrual

Tengo 50 años, atravieso una perimenopausia que no ha sido miel sobre hojuelas y contar con la licencia menstrual en GIRE me ha permitido gestionar este proceso sin tanto agobio. De a poco se va diluyendo la sensación de desventaja que me produce el “no estar al cien” cuando me atacan los cólicos infernales; ya no tengo que ocultar lo que me pasa, ni temo enfrentar consecuencias negativas al sentir que soy menos productiva. Por desgracia, este no es el común denominador y, como muchas personas, durante gran parte de mi vida menstruante he  malabareado síntomas, vergüenza y bajo rendimiento porque los entornos han sido hostiles. 

¿Qué podemos hacer?

Aunque el panorama es desolador debido a la falta de políticas que atiendan las necesidades relacionadas con la menstruación-perimenopausia-menopausia en el ámbito laboral, hoy en día hay información suficiente para detonar acciones y conversaciones que lleven a mejorar las condiciones de trabajo y, de paso, a disminuir tanto las resistencias como los estigmas que se despliegan cuando se habla de estos temas.

Fotografía de Dunia. Ella es una mujer adulta que tiene el cabello corto que le descubre las orejas. Usa unos aretes de cola de ballena y una playera color negro. 

Autora

Dunia Campos (@soyverona) es comunicóloga y adoradora de ballenas. Dedica su tiempo libre a respirar. Le encanta el mar y hacer sonidos raros mientras come. Forma parte del equipo de GIRE.

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