Somos un blog con harto limón y feminismo. Nuestros temas favoritos son autocuidado, diversidad, menstruación, maternidad, infancias, amor romántico, política, derechos reproductivos y mucho más. ¡Ponle limón a tus días leyendo nuestras publicaciones!
¿Cuántas veces has escuchado en conversaciones o leído en redes sociales y medios de comunicación que al hablar de personas con discapacidad utilizan expresiones como “a pesar de su padecimiento ha conseguido logros espectaculares” o “por ser discapacitada es incapaz de criar un hijo”? Estoy segura que son innumerables.
Y ahora piensa, ¿has concebido esas ideas como correctas? Lamento decirte que, aunque están tan normalizadas, son incorrectas y forman parte del lenguaje capacitista que vulnera los derechos humanos de la población que vive con discapacidad.
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“Aviso: La palabra capacitismo no está en el Diccionario” es el mensaje que aparece al buscar el término en el Diccionario de la Real Academia Española, sin embargo, aunque no existe ante esta institución sí está muy presente en el día a día de las personas con discapacidad.
Guz Guevara, activista, comunicador, conferencista y cofundador del Movimiento de Personas con Discapacidad lo define como “la idea que somete a las personas con discapacidad en un plano de inferioridad sobre las que no la tienen o no la viven”.
El capacitismo lo percibimos de diferentes formas, por ejemplo, en el uso del lenguaje peyorativo como discapacitados o persona con capacidades diferentes, al abordar las historias de las personas desde la tragedia o bajo el concepto conocido como porno inspiracional (cosificando a las personas que viven con discapacidad para encontrar en ellas una fuente de inspiración), al ver esta condición como una enfermedad o padecimiento, o bien, infantilizando a las personas considerándoles niñas, niñez o niños eternos.
En el ejercicio de los derechos reproductivos de las mujeres con discapacidad también es perceptible a través de estereotipos que consideran a las mujeres que viven con esta condición como incapaces de criar, maternar o tener una familia, así como para tomar decisiones sobre su vida sexual y reproductiva.
Si a los estereotipos de discapacidad se le suman los roles de género que dictan que las mujeres son las encargadas de cuidar a sus hijas e hijos, resulta la idea discriminatoria según la cual las mujeres con discapacidad no deben reproducirse. En la vida diaria esto se traduce en violencia obstétrica a través de esterilizaciones forzadas, o en abortos sin consentimiento y la negación del cuidado personal de las infancias.
Reconociendo esta realidad y tratando de transformarla, el Movimiento de Personas con Discapacidad impulsó la Marea Fosfo, una ola que busca inundar los espacios de una visión anticapacitista, desde la dignidad y el orgullo de las personas que viven con esta condición.
Hace unos días tuve una conversación a la distancia con Guz Guevara, vocero de la ola anticapacitista. Me contó sobre cómo la Marea se ha ido construyendo poco a poco desde 2021, del esfuerzo que personas fundadoras como Martha García y Alfredo Jiménez realizaron para gestionar el movimiento en el resto de las entidades de la República y del activismo virtual y físico que varias personas han llevado a cabo para acuerpar y visibilizar a la comunidad con discapacidad en otras luchas como la feminista y LGBT+.
También me habló de la labor que varias personas como Jen Mulini, Jessica Aguilar, Saraí Vega, Abraham Manríquez, Juana Guerra y él han hecho para que la Marea Fosfo salga, desde hace tres años, a conquistar los espacios públicos de diferentes ciudades en vísperas del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, celebrado y conmemorado cada 3 de diciembre.
La ola anticapacitista utiliza como estandarte de lucha el pañuelo fosfo, símbolo de visibilidad, resistencia, unión y protesta para las personas con discapacidad. A través de él buscan resignificar la discriminación, invisibilización y exclusión a la que han sido sometidas por vivir con esta condición. Además, el pañuelo amarillo fosforescente representa a las personas con discapacidad que viven en confinamiento, ya sea por falta de accesibilidad o situaciones de salud o económicas, entre muchas otras causas.
“¡El pañuelo fosfo es decirle al mundo que existimos y nunca más nos van a invisibilizar!”
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Este año la Marea Fosto inundó de amarillo la Avenida Paseo de la Reforma de la Ciudad de México. En el recorrido que partió de la Glorieta de las Mujeres que Luchan participaron personas que viven con diferentes discapacidades, personas cuidadoras y personas aliadas, todas con un distintivo amarillo fosforescente y algunas portando el pañuelo fosfo.
La demanda del recorrido de este año fue “por nuestro derecho al trabajo en condiciones dignas”, buscando generar conciencia de las barreras a la que se enfrentan las personas con discapacidad en los espacios laborales. Algunas de ellas, me cuenta Guz, son el rezago educativo, la movilidad, la accesibilidad y los sesgos inconscientes y prejuicios que se tienen.
Sin embargo, durante el recorrido que estuvo ambientado con tambores, los mensajes que se leían en las pancartas y se veían en Lengua de Señas Mexicana no se limitaban a exigir espacios seguros, accesibles e inclusivos en el mundo laboral, había otros más que visibilizaban algunas de las situaciones a las que se enfrentan las personas con discapacidad en su vida.
Los próximos años la Marea Fosfo volverá a inundar las calles de México hasta lograr el pleno reconocimiento que tienen las personas con discapacidad como personas sujetas de derechos, para poder ejercerlos en igualdad y equidad de condiciones.
Si quieres sumarte a la Marea Fosfo, a las actividades que organiza el Movimiento de Personas con Discapacidad o buscas empaparte de la visión anticapacistista, sígueles en sus redes sociales: Facebook, Twitter o Instagram.
Lizbeth Lucio (@_cuatroeles) es comunicóloga y amante del fotoperiodismo. Su red flag es creer que comprando sneakers (o cualquier otra cosa) se solucionan sus problemas.
7 diciembre 2023