Somos un blog con harto limón y feminismo. Nuestros temas favoritos son autocuidado, diversidad, menstruación, maternidad, infancias, amor romántico, política, derechos reproductivos y mucho más. ¡Ponle limón a tus días leyendo nuestras publicaciones!
Creo que muchas podrán coincidir conmigo: el feminismo nos ha cambiado la vida, nos ha salvado de relaciones y situaciones de las que quizás no habríamos huido si no estuviéramos en este camino. El feminismo nos da tanto que, si hiciera una lista, nunca acabaría; pero la verdad es que no todo es felicidad, el feminismo es agridulce y a veces nos puede llevar a un desgaste emocional feminista. ¿Por qué? Porque cansa ir a contracorriente, cansa que no se acaben los testimonios de mujeres violentadas, cansa que no cesen los feminicidios, cansa que la gente siga sin entender, cansa que no quieran cambiar, cansa que en todos nuestros espacios haya batallas por ser peleadas: en el trabajo, nuestras casas, la escuela, nuestras amistades, nuestras relaciones de pareja, la calle, en t o d o s lados.
¿Has estado ahí? ¿En ese punto en el que quisieras quitarte un ratito las dichosas gafas violetas y dejar de vivir viendo todo lo que está mal, lo que debe de cambiar y lo mucho que falta porque te atraviesa tanto que literalmente te duele? Yo sí y creo que este 8M me llevó ahí. Sin darme cuenta, apenas eran las 12 del día y yo sentía una ansiedad tremenda porque empecé escuchando “Canción sin Miedo” por gusto y terminé con un nudo en la garganta porque no es sólo una canción, toda la letra es cierta: A cada minuto, de cada semana nos roban amigas, nos matan hermanas, destrozan sus cuerpos, los desaparecen y ¿el presidente? No sólo olvida sus nombres, nos ignora, pone muros entre nosotras y ellos, nos reprime, se burla y nos dice: ya chole.
Intervención feminista en Palacio Nacional, CDMX, 06-03-2021
Cada 8 de marzo es lo mismo, ya nos la sabemos: recibiremos mensajes de familiares, compañerxs de trabajo y amistades felicitándonos por ser mujeres buenas, virtuosas, las flores más bellas de la tierra. Y nosotras nos enojaremos (aunque sabemos que habrá mensajes bien intencionados de nuestra mamá o nuestra tía) porque no, no es un festejo y no, no nos interesan los halagos (heteronormados) que los hombres que pasan todo el año haciendo comentarios machistas tengan para nosotras.
Y es que, de verdad, el #8M es todo menos un festejo. Al final de ese lunes lo único que quería era llorar por todo lo que estaba sucediendo; la gota que derramó el vaso, lo que me llevó al desgaste emocional feminista, fue el testimonio de unas chicas que el año pasado marchaban con su amiga Fernanda y este año marcharon por ella. No pude evitar sentir miedo y tristeza: ¿y si el próximo año soy yo?, ¿y si el próximo año es una de mis amigas?, ¿mi hermana?, ¿mi mamá?, ¿mi prima?, ¿mi tía? No pude evitar sentir enojo e impotencia porque no estuve en las protestas, y después de ver y leer tantas historias como esa sólo quería haber estado ahí, quemándolo todo y gritando por todas las que no están.
Ilustración de Sofía Weidner
Ilustración de Laura Farlete
Pensé en escribir este texto porque creo que es importante recordar que no estamos solas, que podemos hablar de esto que sentimos, que la de al lado nos puede abrazar, aunque sea a la distancia porque nos entiende y que, igual que nosotras, está triste, enojada, harta de “vivir” con miedo. Está bien reconocer este desgaste emocional feminista, está bien tomarnos un descanso y recuperar la energía para seguir.
Arte de @softcherrylips
Por Abril J.R.
Abril es feminista, comunicóloga, queretana y le está entrando al Ashtanga.
7 abril 2021