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Contra todo pronóstico

diciembre 20, 2021

Si en diciembre de 2020 a las puertas del receso invernal, cuando solemos hacer nuestros balances de actividades, recuento de pendientes y, sobre todo, cuando comenzamos a planificar y a fijar objetivos para el siguiente año, alguien nos hubiera anticipado que el siguiente diciembre estaríamos reportando cuatro nuevas entidades federativas que despenalizaron el aborto, quizás le habríamos respondido con una sonrisa condescendiente, una mirada de incredulidad y poco más que un ingenuo ¡ojalá!

Como en todo el mundo, luego de casi diez meses de pandemia, aún sin vacunas y entrando a la temible tercera ola, el 2021 aparecía en nuestro calendario sin grandes atisbos de optimismo. Habría, además, elecciones para renovar los congresos estatales en treinta entidades federativas, casi la mitad de las gubernaturas, la mayoría de los ayuntamientos y la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. La parálisis legislativa propia de los años electorales, especialmente cuando se intentan abordar temas controversiales como el aborto, parecía inminente.

En suma, el 2021 no se asomaba como un año prometedor. El proceso electoral que ya estaba en marcha amenazaba con interrumpir los procesos legislativos en curso para dictaminar las decenas de iniciativas aún vigentes que buscaban despenalizar el aborto, e implicaba que a partir de septiembre regresaríamos al punto de partida con las nuevas legislaturas.

El primer semestre del 2021 parecía determinado en darnos la razón. En Quintana Roo, Michoacán y Puebla, luego de semanas y meses de heroica resistencia por parte de los movimientos feministas que forzaron la organización de foros, reuniones de comisiones y acuerdos legislativos para comprometer a las diputadas y diputados a que discutieran seriamente la despenalización del aborto, culminaron de manera decepcionante. Ni siquiera prosperó la iniciativa presentada en el Congreso de Guerrero que tan sólo buscaba homologar el Código Penal con la legislación nacional en materia de acceso a un aborto legal y seguro para víctimas de violencia sexual.

¿Tendrían que pasar otros 12 años para sumar una tercera entidad federativa que despenalizara el aborto voluntario? ¿Se repetiría con Oaxaca (2019) la historia de la Ciudad de México (2007)? ¿No se suponía que la paridad legislativa entre mujeres y hombres en el reparto de escaños, que tanto celebramos en el 2018, nos aseguraba —al menos— una auténtica discusión sobre la importancia de garantizar los derechos reproductivos de las mujeres, niñas, adolescentes y otras personas con capacidad de gestar?

Así transcurrieron los primeros seis meses de 2021, entre el desánimo y la resignación. El compromiso con los derechos reproductivos seguía intacto y la lucha continuaba, pues el feminismo exige una buena dosis de obstinación, pero el panorama legislativo a mitad de año estaba muy lejos de ser alentador.

Bueno, en realidad así transcurrieron casi seis meses, porque precisamente el último día del primer semestre —miércoles 30 de junio de 2021— desde la hermosa ciudad de Pachuca, hizo eco en todo el país una noticia: con 17 votos a favor, el Pleno del Congreso del Estado aprobaba reformar el Código Penal y la Ley de Salud estatales para despenalizar el aborto voluntario durante las primeras doce semanas. Como si fuera demasiado bueno para ser cierto, hubo un momento de zozobra entre las feministas al imaginar al gobernador vetando la reforma, lo que no sucedió. Omar Fayad ordenó la publicación del decreto, e Hidalgo se convirtió en la tercera entidad federativa en despenalizar el aborto.

¡Esperen! ¿No fue en Hidalgo donde se rechazó el dictamen que despenalizaba el aborto a finales de 2019? Así es. La misma LXIV Legislatura estatal que durante meses se enfrentó a los movimientos feministas, y que al final les negó el reconocimiento de su derecho a decidir, retomó el dictamen desechado en diciembre y lo volvió a someter a discusión, con un desenlace completamente distinto.

La reforma en Hidalgo habría bastado para llegar nuevamente a diciembre, ahora con una sonrisa. No sabíamos entonces que era apenas la primera oleada de la Marea Verde. Si entre la Ciudad de México y Oaxaca pasaron 12 años, y para Hidalgo transcurrieron 18 meses más, Veracruz nos sorprendería tan sólo tres semanas después.

Martes 20 de julio de 2021: con 25 votos a favor y 13 en contra, el Congreso del Estado de Veracruz aprobaba reformar el Código Penal para despenalizar el aborto, estableciendo un nuevo estándar nacional con la legislación más garantista hasta ese momento. Ahora no existiría espacio alguno para la zozobra, pues el gobernador ordenó la publicación de Decreto aprobado el mismo día.

Y en verdad que nos sorprendió Veracruz, porque en la LXV Legislatura no se había presentado formalmente iniciativa alguna que propusiera la despenalización del aborto, pese a la insistencia de organizaciones estatales y nacionales feministas en Veracruz que llevaban muchísimos años exigiendo, por diferentes rutas, la reforma del Código Penal en la entidad, trabajando terca y decididamente con aliadas dentro y fuera del Congreso, pero sin que existiesen condiciones para logarlo.

¿Los congresos de dos entidades federativas aprobaban la despenalización del aborto en un mismo año? Apenas podía creerse, pero la temporada de lluvias abortistas continuaría con fuerza.

Viernes 29 de octubre de 2021: con 15 votos a favor y 7 en contra, el Congreso del Estado de Baja California aprobaba las reformas al Código Penal, Ley de Salud y a la Ley de Víctimas locales para despenalizar el aborto en el estado fronterizo. La recién electa gobernadora ordenó la publicación del decreto el 12 de noviembre.

Hidalgo, Veracruz y Baja California habían despenalizado el aborto. La Suprema Corte resolvió diferentes sentencias históricas en materia de aborto durante agosto y septiembre. La Secretaría de Salud federal emitió lineamientos para la atención del aborto seguro en julio. El Congreso de Oaxaca aprobó en septiembre reformar su Ley de Salud para garantizar la prestación de los servicios de interrupción del embarazo. No había espacio en el calendario del 2021 para más… excepto para los movimientos feministas en Colima.

Miércoles 1° de diciembre de 2021, cuando parecía haber llegado el momento de alistarse para el receso invernal: con 14 votos a favor y 5 en contra, la nueva legislatura del Congreso del Estado de Colima aprueba reformar el Código Penal y la Ley de Salud estatales para despenalizar el aborto. Por primera vez se reconoce explícitamente el derecho a interrumpir su embarazo para todas aquellas personas con capacidad de gestar.

Nos encontramos de nuevo ante el receso invernal, 12 meses después, y hemos aprendido la lección. Si alguien nos anticipa que en el 2022 será realidad el aborto legal y seguro en todo el país, ahora le responderemos: ¡nos vemos en la lucha!

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