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Día de las madres, ¿Algo que celebrar?

mayo 15, 2019

Con cada 10 de mayo llega el recordatorio del mandato de género que la sociedad espera que las mujeres cumplan. Las campañas de publicidad alrededor de este día comienzan su bombardeo para recordar el valor de las madres a través de la compra de electrodomésticos. Los festivales escolares celebran el valor de la madre, su entrega, su cariño incondicional y apuntalan el mito de su amor a prueba de todo. Las dependencias de la administración pública de todos los niveles las felicitan y este día, a pesar de no ser un feriado nacional, se siente vive como tal.

El halo sagrado de la maternidad no es cuestionado en ningún momento. Al contrario, se naturaliza el mandato de género que perpetúa condiciones de desigualdad. La maternidad es una decisión, no una condición de la mujer; sin embargo esto se niega a través de la celebración que nació en México como una respuesta a las primeras exigencias feministas al comienzo del siglo XX.

En realidad, para las mujeres que deciden ejercer su maternidad hay una serie de obstáculos que muchas veces son invisibilizados. Comencemos a preguntarnos, ¿cuántas abandonan la vida profesional por dedicarse a la maternidad? Cinco de cada 10 mujeres profesionistas en México abandonaron sus estudios a partir del nacimiento de sus hijos. Según reveló una encuesta elaborada por la firma de recursos humanos OCC Mundial, cuatro de cada 10 mujeres abandonaron sus estudios por falta de dinero; una de cada cuatro por falta de tiempo.

De los 2.3 millones de nacimientos registrados en 2016, 70 % de las mujeres declararon no realizar un trabajo remunerado; 21 % declaró estar ocupada. De éstas últimas, tres cuartas partes laboran como empleadas, 9.2 % como obreras y 8.9 % trabajan por cuenta propia. Tabasco, Guerrero, Campeche y Puebla son los estados donde hay un mayor porcentaje de nacimientos registrados de madres que no trabajan.

Aquellas mujeres que deciden trabajar, muchas veces en condiciones adversas para ellas, enfrentan una brecha salarial: los hombres ganan (por lo menos) 29% más que ellas. Además, las mujeres enfrentan las posibilidad de ser despedidas en caso de que se embaracen. En la Ciudad de México, una de cada tres quejas recibidas por la Comisión para Prevenir y Erradicar la Discriminación en la Ciudad de México son por despido injustificado por embarazo: es la causa más frecuente de discriminación. Las demandas ante la junta de conciliación y arbitraje, si bien pocas, han aumentado significativamente: pasaron de 22 en 2014 a 145 en 2017.

El Estado celebra a las madres con mensajes en redes sociales, concursos y eventos. Sin embargo, es una realidad que las 12 semanas de licencia de maternidad están lejos de la media de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos que es de 32.2 semanas. En México ni siquiera se llega a las 14 semanas recomendadas en el Convenio sobre la protección de la maternidad (núm. 183 de la Organización Internacional del Trabajo), ya no digamos las 18 semanas sugeridas en la Recomendación núm. 191 de la OIT.

Además de enfrentar estas condiciones adversas, las mujeres todavía deben dedicar tiempo al cuidado. Se estima que 51 millones de mujeres mayores de 12 años realizan trabajo doméstico no remunerado en México. Las mujeres destinan 39.2 horas a la semana a esta actividad y los hombres, 13.9; es decir, por cada hora que ellos destinan, ellas dedican tres. De esto deriva que las mujeres aporten el triple del valor económico producido por los hombres.

El aspecto más ominoso en torno a la maternidad tiene que ver con la mortalidad materna. Para 2016, de los 812 casos de muerte durante el embarazo, el parto o el puerperio, una de cada tres tuvo como causa afecciones obstétricas indirectas, es decir, enfermedades preexistentes o enfermedades que evolucionaron durante dicho periodo, no debidas a causas obstétricas directas, pero sí agravadas por efectos fisiológicos del embarazo; los trastornos hipertensivos significaron una de cada cuatro muertes maternas, siendo la segunda causa de muerte. La incidencia de muertes maternas refleja la diferencia entre ricas y pobres, las carencias de un sistema de salud en crisis y otros tipos de discriminación como la racial.

Es una realidad que la desigualdad para las mujeres crece cuando deciden ejercer su maternidad. Más que celebrar un día creado desde la reacción conservadora, que se ha convertido en un festejo con fines de consumo, debemos de reflexionar sobre las condiciones que enfrentan las mujeres que deciden ejercer su maternidad.

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