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El grito más fuerte, el más triste

septiembre 18, 2017

Por: Brenda Rodríguez (@mothernidades)

Mara Castilla, la estudiante de 19 años asesinada en Puebla, vuelve a poner el dedo sobre la llaga, el peligro constante al que todas las mexicanas estamos expuestas por el solo hecho de vivir en una sociedad a la que no le importa la vida de las mujeres. Cualquier día, en cualquier momento alguna de nosotras podemos ser la mujer que se busca en redes sociales y que, una semana después, aparece violentada sexualmente y cruelmente asesinada. ¿Qué se necesita para que acabe esto? No parece suficiente salir a las calles para gritar que estamos hartas, para exigir que no nos maten, que el Estado debe hacer algo. ¿Cuántas muertes más? ¿Cuántos gritos más? ¿Cuántas marchas más?

Siete mujeres son asesinadas diariamente en el país. México es uno de los diez países más peligrosos para las mujeres. No somos números, no somos datos, pero estos nos dan la dimensión para concluir que el Estado nos ha fallado. La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (ENDIREH) arroja datos contundentes: 66.1 % de las mujeres en México han sufrido al menos un incidente de violencia emocional, económica, física, sexual o discriminación a lo largo de su vida en al menos un ámbito y ejercida por cualquier agresor.

Ante ello, pocos avances. La realidad es que en los últimos diez años la violencia contra las mujeres se ha acrecentado, y las iniciativas como las Alertas de Género tampoco han dado muestras de ser efectivas.

A lo largo de estos años han surgido muchas iniciativas, como la que circula en redes sociales estos días: Alerta Mujeres Mx. El mensaje es contundente: si el Estado no nos cuida, hagámoslo entre nosotras. Mujeres del medio artístico, de medios de comunicación y activistas visibilizan la violencia contra las mujeres y enumeran una serie de acciones para que nos cuidemos, la precaución y la solidaridad ante todo. Excelente iniciativa, pero, al menos a mí, después de verlo me dejó una sensación de desasosiego, de paranoia, de miedo. No, tampoco es justo que vivamos así.

Lo que más indigna de asesinatos como el de Mara sin duda es la normalización de la violencia, la falta de justicia, las reacciones machistas, el letargo para reaccionar al reporte de desaparición de una mujer. Darnos cuenta que cada día vemos coartados y cercados los espacios en los que solemos sentirnos seguras, es un patrón nada esperanzador para nosotras.

Estamos de luto. #NiUnaMás

 

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