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¿Falda o Pantalón? Autonomía y decisión

junio 10, 2019

Que niñas y niños de escuelas primarias y secundarias públicas de la Ciudad de México puedan elegir si quieren usar falda o pantalón parece una banalidad, pero no lo es. En una sociedad que insiste en definir a las personas por su apariencia y su forma de vestir, el anuncio del “uniforme neutro” es una medida que abona a la igualdad desde las prácticas de la vida cotidiana. Con esta sencilla medida, niñas y niños tendrán acceso al libre desarrollo de la personalidad y eso debería reconocerse, incluso replicarse.

Cuando Claudia Sheinbaum anunció que la falda no será exclusiva para las niñas ni el pantalón para los niños, el mundo se le fue encima porque resulta inadmisible que, ante problemas de mayor relevancia como la inseguridad o la contaminación, la jefa de gobierno se enfoque en la vestimenta escolar y hasta sea respaldada ─aunque incomprendida─ por el Secretario de Educación Pública. ¿Qué más da? ¡Basta de ideología de género!, le reprocharon algunos. Incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador, tal como acostumbra cuando de fijar postura sobre los derechos humanos se trata, evitó emitir comentarios por tratarse de un tema polémico.

Hay que recordarle al señor presidente, y a todos aquellos para quienes los mandatos de género son cosas sin importancia, que la igualdad de derechos no se polemiza ni se consulta. Si en los espacios escolares, donde niñas y niños transcurren gran parte de su vida no se tiene libertad para ser y hacer, conforme a los gustos, las preferencias y las necesidades, qué tipo de educación se está brindando y qué significado se le otorga a la igualdad que tanto se pregona en el gobierno de la 4T.

En términos de mandatos de género, en las escuelas desde hace años ya hay una discusión al respecto, en 2016 Axán obtuvo una resolución de la CONAPRED contra su escuela que decidió suspenderlo debido al largo de su cabello. La institución contra la discriminación fue contundente, condicionar el servicio educativo a un estereotipo de género es discriminatorio: “Cuando es el estereotipo social, en este caso relativo al género, el que regula el ejercicio de algún derecho, inevitablemente se termina por vulnerar derechos”. Este año un juez federal amparó a un alumno de secundaria de Chihuahua para que ingresara sin necesidad de cortarse el pelo: imponer al alumnado masculino el corte de pelo natural oscuro violenta el ejercicio del acceso a la educación y libre desarrollo de la personalidad.

Insistimos, no es una banalidad pronunciarse a favor del derecho al libre desarrollo de la personalidad. La Suprema Corte lo ha definido como un derecho fundamental reconocido por el orden jurídico mexicano, que consiste en la libertad de todo individuo a elegir en forma libre y autónoma su proyecto de vida. Este derecho contempla no sólo escoger la apariencia personal, sino también la libertad de contraer matrimonio o no, procrear hijos y cuántos, así como la libre opción sexual.

El uniforme escolar ha intentado eliminar las diferencias de clase, pero también ha perpetuado los roles de género, obligando a las niñas a padecer, por ejemplo, frío e incomodidad, y a dejar de lado su bienestar. Es tal la resistencia a la igualdad que muchas voces se han alzado para mostrar su preocupación por que los niños elijan asistir a la escuela con falda y lleguen a ser víctimas de bullying, pero no se les ocurre cuestionar los prejuicios que hacen posible que los niños sean violentados a causa de sus elecciones. Todas las formas de convivencia, independientemente del espacio social en que se desarrollen, tendrían que estar mediadas por la libertad y el respeto, y sin éstos la igualdad jamás dejará de ser mero discurso propagandístico.

Quienes trabajamos por la defensa de los derechos humanos queremos una vida libre de violencia para la niñez en todas las esferas, por ello visibilizamos los contextos y las prácticas que colocan a niñas y niños en situaciones de vulnerabilidad. Queremos proteger su autonomía para que decidan libremente su proyecto de vida, desde sus opciones reproductivas hasta su apariencia personal. No podemos obviar la violencia que desencadenan los prejuicios, ni pueden parecernos nimiedades las imposiciones que recaen sobre niñas y niños respecto a cómo vestirse y comportarse.

Es necesario acabar con los estereotipos que permean la educación y dejar de considerar que la eliminación de las dinámicas patriarcales reproducidas en los entornos escolares es menos importante que el garantizar que niñas y niños cuenten con docentes preparados y con escuelas dignas. Derrumbar los mandatos de género será ahora una posibilidad para las niñas con el sencillo, pero trascendente, hecho de acudir a la escuela con pantalón, prenda asociada a la masculinidad y también al poder. Quienes así lo elijan, podrán moverse como les venga en gana, sin limitaciones, y sabrán que la vestimenta tiene más que ver con los gustos personales que con las imposiciones sociales.

Desgraciadamente, esto no lo entendieron ni las propias autoridades que están impulsando la medida. El fondo, como hemos explicado aquí, es bueno y tiene gran sentido, pero ellos no lo entendieron. Sheinbaum detalla que con esta disposición las niñas tendrán mayor libertad… de subirse a los árboles, de dar vueltas de carro. Lástima.

Mientras, en la SEP Esteban Moctezuma fue más allá en su explicación. Dijo que la polémica ha olvidado lo verdaderamente importante, que esta decisión era exclusivamente para las niñas porque usar faldas las ponía en peligro y respondía más a un tema de seguridad y feminicidio. Sin obviar que este problema es real y grave en nuestro país, el razonamiento del titular de la SEP olvida que una y otra vez a las mujeres que son acosadas o violentadas sexualmente se les acusa de provocar con su vestimenta la agresión. Una vez más la 4T se muestra insensible a los reclamos de igualdad, eliminación de estereotipos y atención a la violencia de género.

No lo expliquen, sólo respeten los derechos humanos fundamentales de los y las estudiantes, esos que ni se consultan ni se negocian.

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