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Hablemos de la menstruación

enero 13, 2020

¿Imaginan andar en la calle, darse cuenta de que bajó la regla y tener acceso a una toalla, un tampón o una copa menstrual sin padecer la mirada atónita de la gente? ¿Imaginan estar en el espacio laboral y sacar una toalla o un tampón como si se tratara de cualquier otro producto de higiene sin tener que cubrirlo o esconderlo? ¿Imaginan vivir la menstruación como un proceso fisiológico y no como una historia de terror que debe ocultarse a toda costa? ¿Imaginan mirar una mancha de sangre menstrual sin considerarla una gran catástrofe? ¿Imaginan hablar de la sangre menstrual sin que el asco o el repudio sean la respuesta?

Para no tener que vivir la menstruación desde el ocultamiento, el padecimiento y la preocupación hay que terminar con la diseminación de ideas erróneas respecto al significado de menstruar y dejar de fomentar juicios, señalamientos y burlas en torno a las experiencias de quienes menstrúan. Para que mujeres, niñas y adolescentes dejemos de sentirnos obligadas a no dar señales de que sangramos cada mes debe hablarse de la menstruación sin estigma y con absoluto respeto; la menstruación tendría que ser tema de conversación en las escuelas e instituciones de salud más allá del esquema en el que se cataloga el cuerpo de las mujeres como territorio de la desgracia. ¿Qué podrían sentir las niñas y adolescentes si no miedo y preocupación, si la explicación que se les brinda acerca de la menstruación se limita a advertir de la posibilidad y el riesgo de quedar embarazadas?

La menstruación sigue siendo un tema tabú y es considerado como un asunto de la esfera privada, que ha de gestionarse con sigilo y sin perturbar a terceros, y ha sido altamente capitalizado por una industria que, en nombre de la comodidad y la libertad, ofrece productos cada vez más sofisticados para que nadie se entere de cuando las mujeres menstruamos. ¿Cómo no estresarnos si, además de tener que actuar como si en nuestro cuerpo no pasara nada, debemos hacer hasta lo imposible para que la gente alrededor no se incomode o se sienta ofendida ante la mínima evidencia —física o emocional— de la menstruación?

Más del 50% de la población tiene periodos menstruales por aproximadamente treinta años y la manera de vivir la menstruación está relacionada con el tipo de información que respecto a ella circula, no sólo en el entorno familiar, sino en el espacio público —escuelas, medios de comunicación, instituciones de salud, trabajos—, así como con las condiciones en las que se desenvuelve cotidianamente y con las actitudes y reacciones de la gente. Tomando en cuenta esto, ¿por qué se considera que la menstruación y la manera de gestionarla es competencia exclusiva de quien menstrúa y no un asunto con un componente social fuerte?

¿Por qué se insiste en hablar de la menstruación como un tema individual si socialmente se reproduce la exigencia de que las mujeres rindamos y seamos productivas siempre, tanto en lo laboral como en lo familiar, aun durante el periodo menstrual y experimentando sus efectos? El carácter social de la menstruación es muy claro cuando se trata de comercializar con los síntomas y las necesidades, pero se intenta negar cada vez que en las escuelas, los medios de comunicación, las instituciones de salud y los lugares de trabajo se ignora el sentir y el estar de las mujeres que menstrúan o que algún día lo harán.

Es necesario crear narrativas y contextos que favorezcan la gestión de la menstruación de manera digna, libre y saludable. Ya es tiempo de atrevernos a mirar los procesos del cuerpo sin patologizarlos y de nombrar la menstruación sin que el mundo se desmorone. Es tiempo, también, de que se hable de ella en los espacios donde se discuten los asuntos públicos y se diseñan políticas encaminadas a mejorar la calidad de vida de las personas.

A partir del reconocimiento de la menstruación como un asunto que atraviesa a la sociedad, países como Argentina, Chile y Escocia han emprendido acciones para lograr, por ejemplo, que los productos de higiene menstrual sean más accesibles sobre todo para la población en situación de vulnerabilidad. En nuestro país, integrantes del Primer Parlamento de la Ciudad de México presentaron una iniciativa para conseguir algo similar, lo que abona a que el tema se coloque en el debate público y, con ello, a que sea posible que mujeres, niñas y adolescentes encontremos otros modos de vivir la menstruación.

Y tú, ¿te atreves a hablar de menstruación?

* Dunia Campos (@DuniaVerona) es responsable de contenidos y campañas de @GIRE_mx.

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