Por: Antonina Weber*
Cuando Donald Trump anunció a Mike Pence, gobernador de Indiana, como su candidato para vicepresidente, su postura sobre los derechos reproductivos de la mujer y, en específico, su espantosa postura sobre el aborto, me quedó clara. Pence, como gobernador, aprobó una ley que restringe el acceso al aborto y dijo que de otro modo “sería como dar pases para embarazarse sin miedo, porque al final del día, la mujer puede tener relaciones sexuales sin protección y sin preocuparse de lo que haría en el caso de embarazarse”.
No me sorprendió que se refirieran a Pence como “un hombre con una cruzada personal” para eliminar el acceso a los servicios de salud en los centros de Planned Parenthood, que ha pasado ocho iniciativas de ley contra el aborto en menos de cuatro años como gobernador. Y aunque me indigna muchísimo que en una iniciativa de ley buscó redefinir el acceso al borto, limitándolo a casos de “violación forzada” (como si hubiera otro tipo de violación), tampoco me sorprende. Nada de eso puede sorprenderme, dado el historial de Pence en violaciones a los derechos reproductivos de las mujeres, que incluye: co-patrocinar una legislación que protege la vida desde el momento de concepción, decir que las madres trabajadoras impiden el crecimiento de sus hijos, argumentar que los condones son “muy, muy mala protección contra las enfermedades de transmisión sexual”, y que el uso de condones como una solución para proteger contra las enfermedades de transmisión sexual es “demasiado moderno”.
Lo que sí me sorprende es que este hombre sea el gobernador de Indiana, un estado con seis millones 483 mil 802 habitantes, de los cuales 3 millones 294 mil 065 son mujeres, más de un millón de ellas en edad reproductiva. Esto significa que Pence tiene control sobre la salud reproductiva de más de tres millones de mujeres. También me sorprende que no se trata sólo de el estado de Indiana. Hay muchos estados con gobernadores y legisladores que mantienen posturas igualmente draconianas con respeto a los derechos reproductivos de la mujer.
Según el Instituto Guttmacher, para finales de 2014 hubo 15 estados que aprobaron 26 nuevas restricciones al aborto. En total, los estados han aprobado 231 nuevas restricciones al aborto desde las elecciones de 2010, cuando se eligió un número elevado de legisladores en oposición al aborto a lo largo y ancho de los Estados Unidos.
También, de acuerdo con un estudio realizado por el mismo Instituto, para 2014 en 27 estados había suficientes restricciones para ser considerados hostiles hacia las mujeres en cuanto a derechos reproductivos, y 18 estados podían considerarse extremadamente hostiles. Toda la región sur de los Estados Unidos es ahora hostil en lo que se refiere al aborto y, según el mismo estudio, la mayor parte de la región sur, junto con una gran parte de la región del medio-oeste, es considerada extremadamente hostil respecto a los derechos reproductivos.
Algunos de los estados con las peores políticas con respeto a acceso al aborto son:
Las elecciones presidenciales son muy importantes para el futuro del país, pero el problema es también a nivel estatal. En la actualidad, hay legisladores y gobernadores en todo el país que proponen y aprueban leyes que restringen el acceso a los derechos reproductivos de las mujeres. Afortunadamente, la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó recientemente a favor de las mujeres y el derecho a decidir en el caso de Whole Woman’s Health v. Hellerstedt. La Corte afirmó que Texas no puede imponer restricciones a la prestación de servicios de aborto que creen una carga excesiva para las mujeres que buscan interrumpir un embarazo.
A pesar de que esta resolución estableció jurisprudencia para el derecho al aborto en todo el país, y ya ha afectado a varios estados que tienen iniciativas pendientes para restringir el acceso al aborto, aún queda mucho por hacer. A nivel estatal necesitamos gobernadores, senadores y diputados que defiendan y promuevan los derechos reproductivos de la mujer. Es indignante, por ejemplo, que en más de 14 años Oklahoma no ha elegido un miembro del Congreso que apoye el derecho a decidir. Para un gobierno basado en la representación de las personas, es inaceptable que un congreso del estado no tenga ni un solo miembro que represente los intereses de la mitad de la población.
Esto es particularmente importante en este momento porque el candidato republicano Donald Trump pretende acabar con el sistema de un “gobierno grande” para dar más poder a los estados. En realidad, las restricciones sobre el aborto, las políticas obsoletas de abstinencia y los ideales que Trump, Pence y otros conservadores de derecha no representan, niegan e ignoran la realidad de millones de mujeres en todo el país. Es importante elegir un presidente que promueva los derechos reproductivos de la mujer, pero también es necesario tener mucho más apoyo a nivel estatal y local.
* Antonina Weber es responsable de Desarrollo de Recursos de @GIRE_mx.