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Nuestras narrativas sobre aborto

septiembre 7, 2020

Penalizar el aborto obliga a todas las mujeres a ser madres; despenalizarlo no obliga a nadie a abortar; penalizado o no, las mujeres abortan y abortarán.

Ya es septiembre y la cuerpa lo sabe. Por toda América Latina se están gestando cientos de acciones para que, como todos los años, se ponga sobre la mesa (las calles, las pantallas, las agendas, las redes sociales, las políticas públicas) que el aborto garantiza la salud plena y el bienestar de las mujeres. 2020 ha sido un año que, por un lado, nos regaló un 8 de marzo lleno de belleza, fuerza, energía feminista y, por otro, una pandemia que todavía estamos tratando de entender, una nueva normalidad que seguimos construyendo. Mientras tanto, las demandas no se detienen.

Desde hace varios años, en GIRE hemos generado estrategias para mover del imaginario colectivo el tema del aborto como algo malo, obscuro y peligroso. Hemos generado diversas argumentaciones, foros, alianzas, acciones y piezas de comunicación para visibilizar que, si bien el aborto es una de las causas de mortalidad materna y trae complicaciones para la salud de las mujeres, esto sólo sucede cuando se practica por personal no calificado o sin la asesoría adecuada. Si bien es cierto que hemos destacado que los efectos más crudos de la penalización del aborto recaen en mayor medida en quienes viven en condiciones vulnerabilidad, en realidad, con un acompañamiento adecuado o con atención médica los abortos son muy seguros.

En estas narrativas no podemos obviar que existen circunstancias en que las mujeres tienen que abortar, como los casos de violación, peligro para su vida o su salud, por ejemplo, por este motivo desde GIRE impulsamos que se cumplan las causales y los derechos de las mujeres, y que no se les niegue este servicio de salud. Acompañamos a mujeres a quienes se les niega este derecho, lo hacemos de manera integral, horizontal y no sólo con el objeto de obtener justicia a través de las instituciones: reconocemos la agencia de las mujeres, sus necesidades; y las acompañamos en el camino que ellas marcan. En muchos casos estas mujeres dejan atrás su carácter de víctimas y se convierten en aliadas en la lucha por la justicia reproductiva.

En este sentido, desde la organización entendemos la justicia reproductiva como el conjunto de factores sociales, políticos y económicos que permiten a las mujeres tener el poder y la autodeterminación sobre su destino reproductivo. Para ello, es indispensable garantizar sus derechos humanos tomando en cuenta la discriminación y las desigualdades estructurales que afectan su salud, sus derechos y el control de su vida; así como la obligación del Estado de generar las condiciones óptimas para su toma de decisiones. Optamos por un marco de justicia reproductiva porque en la actualidad es insuficiente hablar de derechos reproductivos y de la libertad de reproducirse o no: este discurso se limita a una visión jurídica e individual de los derechos, sin adentrarse en otras barreras que existen en el acceso efectivo para ciertas poblaciones.

También es cierto que durante más de la mitad de la vida de GIRE utilizamos argumentos que respondían a su tiempo y se adecuaban al conservadurismo de la sociedad mexicana para generar mayor empatía con el tema, como:

  • Nadie está a favor del aborto, estamos a favor de ampliar libertades, de generar opciones para atacar un problema de salud y de justicia social que es real.
  • Nadie está a favor del aborto, sabemos que quienes se ven en la penosa necesidad de recurrir a él lo ven como un recurso extremo. Se debe trabajar por que el menor número de mujeres tengan que llegar a interrumpir su embarazo.
  • Es claro que penalizar el aborto no disminuye los abortos, sino que orilla a las mujeres a recurrir a servicios clandestinos.
  • La penalización del aborto ha traído como consecuencia que miles de mujeres se encuentren en la cárcel.

Estos argumentos tuvieron su razón de ser; hoy en día estamos en otro momento, es otra sociedad, es otro el movimiento feminista. Sin embargo, seguimos pensando, como en ese entonces, que penalizar el aborto obliga a todas las mujeres a ser madres, despenalizarlo no obliga a nadie a abortar y que, penalizado o no, las mujeres abortan y abortarán.

Seguimos impulsando el aborto legal porque consideramos que el hecho de que sólo dos entidades federativas tengan despenalizado el aborto durante las primeras doce semanas de gestación genera discriminación.

Aunque desde hace muchos años el tema de la criminalización de las mujeres que abortan ha sido una de las líneas argumentativas más fuertes para demandar la despenalización, hemos llevado el argumento más allá de hablar de mujeres en prisión por abortar. La criminalización de la que hablamos en GIRE también abarca el aspecto social y económico:

Cuando las mujeres llegan a los servicios de salud con abortos en evolución son tratadas como sospechosas, se les cuestiona en contextos de emergencias médicas, son maltratadas, denunciadas por el personal de salud sin haberles brindado la atención médica pertinente y, de inmediato, el ministerio público responde acudiendo a interrogarlas mientras se encuentran en las camillas del hospital. Aun cuando no siempre sean sometidas a un proceso penal que culmine en una sentencia, la criminalización del aborto repercute social y económicamente en la vida de las mujeres porque deben cubrir el pago de multas y/o fianzas, reparar el daño ocasionado a terceras personas o realizar trabajo a favor de la comunidad (“Maternidad o castigo. La criminalización del aborto en México”).

Hemos dejado de poner énfasis en las razones por las que las mujeres tienen que recurrir a un aborto. Hoy en día lo vemos como un ejercicio de autonomía y libertad.

Vimos con admiración y un poco de envidia cómo el movimiento de la marea verde se gestaba en Argentina, aprendimos y tomamos lecciones de él. En este marco, GIRE se sumó a este movimiento con otras organizaciones a través de MxMareaVerde. Con esto, buscamos incidir para que el aborto sea legal, seguro y libre de estigma en todo México, tomamos los espacios con el pañuelo verde, símbolo que todas usamos para manifestar que apoyamos el aborto y a las mujeres, sin importar su condición, sus razones o circunstancias.

Han sido años agitados. Lo que no ha cambiado es nuestra convicción por que el aborto sea considerado como lo que es, una forma de garantizar que todas las maternidades sean elegidas y deseadas.

 

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