Las trabajadoras sexuales no han recibido apoyos integrales para hacer frente a las afectaciones en su vida y su salud a causa del COVID. Muchas se han quedado sin vivienda, sus ingresos han caído en más de un 80%, y no cuentan con atención médica para infecciones de transmisión sexual (ITS) ni para otros padecimientos.
La pandemia por COVID-19 ha tenido múltiples y profundos impactos en las trabajadoras sexuales en México. No han recibido apoyos integrales para hacer frente a las afectaciones en su vida y su salud, muchas se han quedado sin vivienda, sus ingresos han caído en más de un 80%, y no cuentan con atención médica para infecciones de transmisión sexual (ITS) ni para otros padecimientos.
En la Ciudad de México, como parte de las medidas para hacer frente a la pandemia, se decretó el cierre de hoteles y moteles, lo cual impactó de manera directa a las trabajadoras sexuales, pues muchas vivían en esos espacios y tuvieron que buscar otros lugares, dormir en las calles y construir un campamento en la vía pública.
Asimismo, las restricciones de movilidad y sana distancia las han impactado económicamente, reduciendo sus ingresos hasta un 95%, en el caso de las adultas mayores, y 80% en el de las jóvenes. Como consecuencia, muchas ya no pueden cubrir sus gastos y los de su familia (80.3% tienen más de dos dependientes). Además, como consecuencia de la crisis económica y de acuerdo con un diagnóstico elaborado por Brigada Callejera, el número de personas trabajadoras sexuales en la vía pública se ha duplicado.
Históricamente, las personas que se dedican al trabajo sexual sin que exista ningún tipo de violencia o coerción de por medio, se han enfrentado a la criminalización, el estigma social y la falta de acceso a servicios de salud; particularmente, afrontan inspecciones, extorsiones y persecución por parte de la policía. De acuerdo con un diagnóstico realizado por el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED), 64.9% de las trabajadoras sexuales han sido violentadas por alguna autoridad.
Ante esta situación, organizaciones y colectivos de trabajadoras sexuales construyeron una estrategia de litigio para lograr el acceso a la tarjeta de trabajadoras no asalariadas por parte de la Secretaría del Trabajo de la Ciudad de México (CDMX). Este derecho les fue reconocido en 2014 tras más de 20 años de lucha, sin embargo, la implementación ha sido compleja y llena de obstáculos. De acuerdo con Brigada Callejera, en la actualidad existen aproximadamente 400 trabajadoras sexuales que cuentan con la tarjeta de trabajadora no asalariada, pero existen más de 300 solicitudes pendientes de resolver por parte de las autoridades.
Antes de la pandemia, 75.8% de las trabajadoras sexuales encuestadas por COPRED mencionó que en caso de necesitar algún tipo de atención médica trabajaban más, y únicamente 17.9% de ellas dijo tener algún tipo de seguro médico. En el contexto actual, caracterizado por la escasez de trabajo y la reconversión del sistema de salud, la salud física y mental de las trabajadoras sexuales se ha deteriorado: además de los altos riesgos de contagio de COVID-19, se están infectando más de VIH y otras ITS, y se han enfrentado a la falta de atención para padecimientos como diabetes y cáncer.
Para hacer frente a esta situación, el gobierno ha llevado a cabo acciones como la presentación de los resultados del Diagnóstico sobre Trabajo Sexual en la CDMX, elaborado por COPRED en colaboración con MOTRASEX, MoKexteya AC, Agenda Nacional Política Trans de México, Aproase y PLAPERTS México; el compromiso de realizar tres entregas de 300 despensas para las personas trabajadoras sexuales, aunque sólo hizo una; dar apoyo económico por tres meses, equivalente al subsidio de desempleo que es de 2 mil 600 pesos, pero sólo en una ocasión se entregaron las tarjetas de apoyo emergente con mil pesos de saldo, y el lanzamiento de un programa de apoyo emergente para trabajadoras sexuales por parte de la delegación Azcapotzalco, para 100 mujeres con un apoyo único de 2 mil pesos.
Por su parte, Brigada Callejera ha realizado un trabajo de mapeo, diagnóstico y acompañamiento en calle; instalado un campamento para las que se quedaron sin vivienda; organizado un comedor comunitario, y brindado apoyo económico para el pago y negociación de rentas.
Además de proveer atención médica con un consultorio y un banco de medicamentos, ha entregado cerca de 7 mil 500 despensas desde el inicio de la pandemia y ha realizado, en memoria de su fundador, Jaime Montejo, un comic sobre trabajo sexual en tiempos de COVID-19, que aporta información sobre el virus, sus síntomas y las medidas de prevención.
Estas y otras acciones se han emprendido desde la sociedad civil a favor de la igualdad de género y la justicia en tiempos de COVID-19. Si quieres conocer más acerca del impacto diferenciado de la pandemia y el trabajo que realizan más de veinte organizaciones agrupadas en el Observatorio Género y Covid-19 en México, consulta aquí.