ABORTÉ Y LA QUESO
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ABORTÉ Y LA QUESO


Por Issy Baca

Todas las emociones son válidas en la interrupción del embarazo; algunes pueden sentir tristeza, dolor, vergüenza o culpa, pero yo, yo me sentí poderosa.

Venir de una comunidad indígena me ha marcado mucho. El ver constantemente que desde muy jóvenes las mujeres son madres, que las obligan a casarse y que por supuesto el aborto nunca es una opción ya que ha sido y sigue siendo visto como algo “malo”, prohibido o como un pecado, todo esto y la nula educación sexual que tuve me llevó a vivir con miedo de iniciar mi vida sexual por el temor a embarazarme. Porque, claro, tener relaciones sexuales sólo es para tener hijos, decían en el pueblo. Pero yo no quería eso para mí, yo no quería ser madre ni casarme. En el fondo sabía que nadie podía decidir por mí, ni por las demás, y al pasar de los años me convertí en la acompañanta secreta de abortos de mis amigas.

Estando súper segura de no querer tener hijes me embaracé, estaba por cumplir 28 años cuando sucedió y al momento de ver el resultado positivo de la prueba confieso que esperaba sentir algo, algún sentimiento que me hiciera cambiar de opinión al respecto, o que mágicamente apareciera ese instinto maternal del que nos hablan, esa construcción imaginaria que pretende configurar nuestra identidad y deseos al servicio de los intereses de este sistema patriarcal. Pero no fue así, no sentí nada y la maternidad será deseada o no será. Desde el momento uno de la relación con mi novio hablamos del tema, afortunadamente les dos coincidimos en que no deseamos criar y que abortaríamos si en algún momento pasaba, así que en el proceso de la interrupción de mi embarazo recibí todo su apoyo y ternura.

Viviendo en la Ciudad de México, donde la despenalización del aborto cumplió 16 años el 24 de abril, y en la que el acceso es un poco más fácil a comparación del estado de Michoacán, del cual soy originaria y en donde los legisladores van en retroceso proponiendo iniciativas antiderechos, decidí que mi interrupción voluntaria del embarazo (IVE) sería en una clínica privada, optando por el método de la aspiración manual endouterina (AMEU), protocolo recomendado por la Organización Mundial de la Salud, además, que me aplicarían una sedación consciente (no es anestesia general), por lo que no sentiría ninguna molestia. 

Estando en GIRE, desayunando con algunas compañeras les conté que estaba embarazada y que ya tenía mi cita confirmada para mi IVE. Fue ahí cuando me comentaron que esta organización, además de todo lo que nos ofrece a las que formamos parte, nos brinda 5 días hábiles de descanso en caso de que una necesite abortar. Esta prestación laboral fue la piedra angular para que pudiera vivir una experiencia con tranquilidad, sin presiones y súper acompañada.

Llegó el 11 de noviembre, el gran día: el día de la interrupción de mi embarazo. Llegué a la clínica en compañía de mi novio, tomados de la mano en todo momento; pude sentir su mano sudorosa, estaba muy nervioso y yo demasiado tranquila. Todo pasó muy rápido. Ya estando en la sala donde me harían el procedimiento, la médica me presentó a la enfermera y a la anestesióloga y dijo: “te vas a dormir un ratito, nos vemos en 15 minutos”. Así fue, desperté y ya estaba hecho. Lloré de felicidad, estaba emocionada, había algo en mí que no podía explicar, esa sensación de ejercer libremente mi derecho a decidir fue preciosa, como si hubiera ganado algo, como si hubiera metido un gol de último minuto, me sentí súper poderosa y muy orgullosa, sin ninguna clase de remordimiento. 

Los días posteriores de descanso, siendo acompañada, acuerpada y consentida por mi pareja, por mis amigas y por mis compañeras de trabajo, no pude evitar pensar que todas deberíamos vivir así este proceso, sin culpas, sin criminalización, con mucho apoyo y amor, y que esta larga lucha no termina con la despenalización del aborto, tiene que ir más allá, tenemos que lograr la despenalización social. 

Lamentablemente el castigo social sigue siendo muy fuerte y nos obliga a avergonzarnos, sin embargo con mi experiencia quisiera compartir que debemos dejar de generalizar que el aborto es doloroso. Seguiremos insistiendo en que el aborto no sólo es un tema de acceso a la salud sino también de los derechos laborales: ¿cómo sería la experiencia de lxs demás con una licencia de aborto? Con unos días de descanso para poder digerir lo que sientes, física y emocionalmente. Ciertamente nos falta mucho, pero estoy segura de que no vamos a parar.

Y si este blog llega a mi comunidad, les va a tocar atacarse y soportar porque soy libre, dueña de mi cuerpo y de mis decisiones.

Issy es indígena púrhépecha, feminista antirracista y se considera una mujer de alas y raíces. Su especialidad es preparar chips moradas locochonas.


27 abril 2023


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