J.K. Rowling
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J.K. Rowling


Foto de Instagram de Emma Watson, «Los derechos trans son derechos humanos».

Por Isabel Fulda

Como tantas otras niñas de mi generación, crecí con los libros de Harry Potter. Tenía bufanda, varita y capa, un par de veces fui a la medianoche a esperar el lanzamiento de un libro, me identifico como Ravenclaw quizá más de lo que me reconozco Aries. Le tengo cariño a la historia y sus personajes. Me emocionó durante años la idea de J.K. Rowling, una madre soltera desempleada, creando en servilletas de papel el universo que tanto disfruté. Pero J.K. Rowling ha dejado las servilletas y, en fechas recientes, utiliza sus redes sociales para emitir una serie de declaraciones transfóbicas que nos llevan a repensar su obra frente a sus posturas y lo que podemos hacer frente a ellas.

 

 

El contexto

El asunto no es necesariamente nuevo. Desde hace años, Rowling ha sido vinculada con personas y perspectivas transfóbicas o del llamado “feminismo transexcluyente”. Pero nunca antes había quedado tan clara su postura como en las últimas dos semanas. Todo comenzó con la escritora burlándose en sus redes sociales de un texto que hacía referencia a las personas menstruantes. ¿Por qué? Porque, según ella, solo las mujeres menstrúan y el uso de términos como “personas menstruantes” es ridículo (spoiler: no todas las mujeres menstrúan, no todas las personas que menstrúan son mujeres. Reconocerlo no solo ha sido importante, sino que es una verdad científica).

 

 

Después, publicó una serie de tuits en los que, entre otras cosas, sostenía que ella “ama” a las personas trans y que marcharía con ellas si alguna vez fueran discriminadas (¡ah, caray!), pero que el sexo “existe”, y que “decir la verdad no es discurso de odio”. Por si había alguna duda sobre una mala interpretación o descontextualización de su mensaje, unos días más tarde, la escritora publicó un texto más largo, “explicando” su postura y sugiriendo, entre otras cosas, que la gran mayoría de las personas trans podrían simplemente estar confundidas (en particular, aquellas en el espectro autista) o su disforia de género podría ser, en realidad, producto de misoginia u homofobia internalizada. También, hace referencia a su experiencia como sobreviviente de violencia de género para justificar su “miedo” a compartir espacios con mujeres trans.

 

 

¿Qué hacemos frente a estas declaraciones?

¿Es posible reconciliar el combate al discurso de odio hacia las personas trans con el valor que podemos encontrar en algunos elementos del universo que contribuyó a crear J.K. Rowling? ¿Qué implicaciones tiene “cancelar” a Rowling como heroína personal en la manera en la que interpretamos o disfrutamos su obra? Hay muchas posibles respuestas y cada una pasará por matices personales importantes.

Aja Romano nos ofrece una alternativa a quemar las varitas mágicas: tratar de rescatar la historia de manos de su autora y entender que, si bien es obvio que ella la creo (aunque no han faltado las fantasías de que los libros hayan aparecido mágicamente o hayan sido escritos por Hermione), el universo de Harry Potter ya trasciende y ha superado a Rowling misma. “Los fans se han seleccionado en casas de Howgarts, hacen cosplay, escriben fanfiction, juegan Quidditch, han llenado librerías para lanzamientos a la medianoche: ellxs hicieron todo eso, no J.K. Rowling. Su pasión convirtió a Harry Potter en el fenómeno cultural que es el día de hoy. Pero si no podemos borrar a Rowling, ¿qué podemos hacer? Una opción es “romper” con ella. Llevar un duelo, cuidar nuestras heridas y permitirnos estar tristes de que quisimos a alguien que nos hirió de una forma importante. Podemos recordar y celebrar momentos más felices mientras trabajamos la pérdida de una relación que trascendimos, una que se volvió tóxica. Harry Potter es nuestro ahora, y nosotrxs hacemos las reglas. J.K. Rowling perdió la custodia sobre sus niñxs.”

 

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Entre las muchas respuestas a las declaraciones recientes de la autora, destacan también las de los actores y actrices que protagonizan las películas basadas en sus libros. Daniel Radcliffe, Emma Watson, Bonnie Wright y Katie Leung se han pronunciado de manera clara en apoyo a las personas trans y han buscado utilizar sus plataformas para dar visibilidad a diversos esfuerzos del movimiento trans en el contexto actual.

Si de algo ha servido todo este asunto, es para evidenciar la diversidad, solidaridad y empatía que componen y enriquecen a la comunidad de fans de Harry Potter, muy a pesar de Rowling misma. Tal vez con esa esperanza podemos encontrar la manera de rescatar lo rescatable, al mismo tiempo que dejamos clarísimo, en todo momento, que las mujeres trans son mujeres, los hombres trans son hombres y los derechos trans son derechos humanos.

Para leer más: https://animal.mx/2020/06/comunidad-trans-guia-ser-buen-alido/

Por Isabel Fulda, @IFulda

Isabel es zurda, miope, feminista y la humana de Uva, una perrita dálmata que todos los días la despierta temprano reclamando su desayuno.

Isa intenta pasar a la plataforma 9 y 3/4


25 junio 2020


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