Yo neneo, tú neneas, nosotras neneamos.
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Yo neneo, tú neneas, nosotras neneamos.


Por Cecilia Rodríguez L.

Se comenzó a llamar “nenis” a mujeres que se dedican al comercio vía redes sociales. Hace un par de semanas algún personaje sin quehacer decidió denostar el trabajo de estas mujeres con memes en donde se hace referencia a la manera que tienen de tratar a sus clientes, básicamente siendo amables llamándoles neni en lugar de nena.  

Como diría una de ellas en entrevista: “Somos las de siempre, no sé de qué se sorprenden. Mi mamá también vendía cosméticos cuando yo era chica porque no alcanzaba con lo que le daba mi papá”. Y al parecer eso es lo que viene pasando: las mujeres a lo largo de los años hemos tenido que hacer que la economía familiar alcance. Quizás el nuevo ingrediente es la digitalización de este comercio vía redes sociales o plataformas, y todas las herramientas que esto ha brindado a las nenis que venden, sobre todo, zapatos, ropa nueva y de segunda mano, libretas, juguetes, comida y un montón de productos más.

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En México, las mujeres tienen mayor participación en el sector llamado informal y muchas veces son criticadas por ello sin tomar en consideración la desigualdad en la que crecemos. Entre otras cosas porque se da por hecho que las tareas domésticas y de cuidados deben ser cubiertas por las mujeres de las familias, haciéndoles mucho más complicado acceder a empleos “formales”. Así que volvemos al tema de la doble o triple jornada que han de cubrir las mujeres por el solo hecho de ser mujeres.

En 2020, durante el primer año de la pandemia por COVID-19, según el INEGI, 1.3 millones de mujeres perdieron su empleo: siempre estamos en la primera fila de las batallas. Muchas mujeres tuvieron que decidir entre cuidar a sus hijos y acompañarles en la escuela virtual o permanecer empleadas, otras tantas firmaron renuncias forzadas por los patrones o por las circunstancias familiares. Pero eso les es ajeno a la mayoría de los hombres que piensan que ellos deben ser capaces de sostener económicamente a sus familias aunque no se den cuenta que desde hace décadas el salario de una sola persona no es suficiente para hacerlo, y que las mujeres han venido resolviendo esta situación desde hace mucho tiempo.

He aquí que las nenis resuelven su economía, la de sus familias e impulsan la del país. En muchos casos son mujeres que diseñan y crean sus propios artículos, o que encuentran formas creativas de vender y exponer sus productos en redes sociales. Son mujeres que han construido un universo laboral en donde pueden seguir estudiando, pasando tiempo con sus hijes o con personas que dependen de sus cuidados. También es un entorno laboral donde se sienten seguras, casi libres de acoso o al menos con más herramientas para controlarlo. Las nenis han creado comunidad con otras mujeres, una comunidad donde funciona el trueque, donde se cuidan entre ellas y logran aportar a temas que les importan como fomentar el consumo responsable, tratando de encontrar una salida al fast fashion, compartir temas y espacios. Es decir, han creado un sistema que no las repele y les da oportunidades de crecimiento.

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Son criticadas por usar el espacio público como estaciones del metro o estacionamientos de centros comerciales para hacer las entregas de sus productos, sin reparar en que vivimos en un país en el que los lugares medianamente seguros para una mujer son realmente pocos y normalmente son públicos. Las critican porque no pagan impuestos, y aunque podríamos cuestionar si los que las critican sí lo hacen, muchas de estas mujeres no sólo pagan impuestos sino que, además, crean empleos. No creo que nadie de quienes las critican repare en la brecha salarial que existe en nuestro país, que según la Cepal es de 6.2 % en zonas urbanas pero que crece hasta más del 20% cuando hay niñes en casa. También según datos de la Cepal, la pandemia por COVID-19 ha provocado un retroceso de 10 años en la inserción de las mujeres en la vida laboral.

Y es que quizás estas críticas enfocadas a las nenis podríamos reenfocarlas a las problemáticas del sistema en el que vivimos y que ellas han venido tratando de resolver con bastante creatividad. Por ejemplo: la discriminación laboral por razón de género, la disparidad salarial, la desigualdad en el acceso a la educación, la nula conciliación entre la vida personal y la vida laboral, y la inequitativa repartición de las tareas del hogar y de cuidados al interior de las familias. Ante este panorama las mujeres llevamos décadas comerciando para bancárnosla y seguir estudiando o pagando los gastos de la casa, o simplemente subsistiendo a un sistema que no nos toma en cuenta, pero sí toma de nosotras tiempo, fuerza y dinero.

Las mujeres siempre hemos trabajado, pero no siempre nos ha sido remunerado nuestro trabajo ni hemos podido decidir en igualdad de condiciones en qué trabajamos. Somos nenis no sólo por necesidad sino por gusto y decisión propia, y no tendríamos que estarlo explicando. Así que, si conoces a una neni, cómprale y comparte.

Por Cecilia Rodriguez L., @qkiss

Cecilia es comunicóloga, ama cocinar y darle la vuelta a las cosas para ver de qué están hechas.


24 marzo 2021


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