2022 fue un año muy festivo para nosotras. Acumulamos un mar de historias que nos llenan de orgullo. Gracias a quienes lo hicieron posible: las mujeres y sus familias que impulsan nuestra labor, los donantes y simpatizantes, y la Asamblea General, cuyo compromiso con los derechos humanos da perspectiva a nuestro trabajo.
La historia de Beatriz puso al descubierto los graves impactos de la penalización absoluta del aborto en El Salvador. Su caso está por ser discutido ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuya resolución podría beneficiar a las mujeres salvadoreñas y de toda la región.
A un año de la despenalización del aborto en Sinaloa el panorama ha sido complicado, pues la penalización social y la falta de regulación en el tema de objeción de conciencia han sido razón de mala praxis entre médicos, lo que ha generado un entorno de miedo y desinformación para las personas usuarias del servicio.
Ocupar las calles, gritar consignas, dejar huella de nuestras exigencias, marchar, cantar, bailar, reír, llorar, abrazarnos… Seguimos levantando la voz para exigir políticas públicas con perspectiva de género, interculturalidad y no discriminación. Las demandas son muchas y las gritaremos a todo pulmón este 8M.