El pasado 11 de julio, Laura y Sergio recibieron una disculpa pública por parte de autoridades del Hospital “Lic. Adolfo López Mateos” del ISSSTE, por negativa de aborto. Les compartimos un texto en el que ella cuenta su experiencia.
Resulta preocupante y decepcionante que después de décadas en las que el aborto fue un derecho protegido, ahora las mujeres en Estados Unidos tengan que buscar alternativas para interrumpir sus embarazos sin dejar rastros, incluso en la red, que puedan ser utilizados en su contra.
La sentencia de la SCJN abrió la puerta para exigir al Estado servicios de aborto legal y seguro más allá de las causales ya reconocidas en la legislación mexicana, y ha sido un factor muy importante en los procesos de despenalización del aborto voluntario en Baja California, Colima, Sinaloa, Guerrero y Baja California Sur.
Las fallas estructurales en el Sistema Nacional de Salud han provocado que las mujeres y personas con capacidad de gestar pertenecientes a comunidades indígenas se encuentren en una situación de desigualdad, exclusión y vulnerabilidad.
María Fernanda Galicia laboraba en la Dirección General de Gobierno Abierto y Transparencia del INAI, donde vivió violencia institucional machista y discriminación, y fue despedida sin justificación a raíz de su maternidad y lactancia. Demandó y ganó.
Hace un año Hidalgo despenalizó el aborto hasta las 12 semanas, siendo la tercera entidad en el país. Pero, sin duda, este paso no hubiese sido posible sin las colectivas, activistas y organizaciones de base.
Es necesario contar con protocolos para brindar atención adecuada y oportuna en los casos de pérdidas gestacionales y perinatales, y dejar de reproducir situaciones que son lastimosas para quienes han atravesado una pérdida.
Lo ocurrido en Estados Unidos es un recordatorio claro de la necesidad de defender y fortalecer los avances logrados, y también de trabajar juntas para compartir aprendizajes que nos permitan caminar acompañadas en la lucha global por el aborto legal y seguro.
La denuncia de que existe un borrado de las mujeres es otro discurso opresor, pues se quiere perpetuar una experiencia única que discrimina y violenta a las demás personas al invisibilizarlas y, por tanto, obstaculizar sus derechos.