Somos un blog con harto limón y feminismo. Nuestros temas favoritos son autocuidado, diversidad, menstruación, maternidad, infancias, amor romántico, política, derechos reproductivos y mucho más. ¡Ponle limón a tus días leyendo nuestras publicaciones!
Con dedicatoria a las amistades que me han acompañado en este caminar.
Elegir la maternidad desde una posición política feminista es hermosamente complejo. Al compartir experiencias, dudas, frustraciones y anécdotas sobre la crianza con mujeres que hemos decidido reproducirnos, me reflejo en el dilema cotidiano que implica ser conscientes de que hemos renunciado a cumplir con el estereotipo tradicional de ser madres abnegadas, y la culpa constante por sentir que no somos suficientes para nuestras criaturas por preferir generar ingresos para el sustento y dedicar tiempo a nuestras pasiones.
La mayoría ejercen la maternidad de tiempo completo, combinando con el trabajo remunerado y el doméstico, malabareando con las dobles y triples jornadas que muchas veces hacen casi imposible encontrar espacios para el descanso y el autocuidado. Otras, como en mi caso, optamos por priorizar el desarrollo profesional y cargamos con el dolor que genera la distancia que impide la presencia cotidiana de ver crecer a nuestras crías. Sin importar las condiciones, todas —las mamás cuervos, gallinas, tigres, medusas, helicópteros y el resto de la absurda taxonomía maternal— soportamos los juicios a nuestro alrededor por “fallar como mamás”. Sin lugar a dudas, muchas, muchísimas, pasamos en algún momento —o varios— por el autorreproche por no dar todo cuando esas personitas nos necesitan durante momentos significativos de sus vidas.
A pesar de ello, hoy tengo la fortuna de asegurarme a mí misma, y compartir con ustedes, que criar sembrando la semilla de la libertad brinda frutos de autonomía que hacen que todo valga la pena. Escribo esta carta para compartir pequeñas herramientas que he encontrado y espero les sean útiles, como lo han sido para mí cuando nos sentimos solas en esta titánica labor de acompañar el crecimiento de nuestres hijes.
Para levantarme el ánimo cuando extraño al pequeño, atesoro una cajita de momentos amorosos, en la que guardo recuerdos significativos que mantienen viva la idea de que el valor de la crianza no se mide en el tiempo que compartimos con nuestras criaturas, sino en los afectos que genera la confianza cuando les acompañamos en la construcción de su derecho a decidir.
Entre los tesoros que resguardo, hay un botón que les comparto:
Cian lleva el cabello largo desde que lo decidió (aproximadamente a los 4 años). Cuando era más pequeño, su papá le cortó el cabello sin su consentimiento, lo cual detonó conversaciones profundas entre nosotres sobre su derecho a decidir libremente y la promesa de que siempre le acompañaría en defender sus deseos y elecciones.
El 8 de marzo de este 2022, al regresar de la marcha acompañada de admiradas amigas defensoras de derechos, recibí una llamada del papá de mi hijo para contarme que la directora de la escuela había dado la orden de que todas las niñas quitaran el fleco de su cara y los niños llevaran el cabello con “corte escolar”.
Al enterarse de la indicación de la directora, Cian determinantemente declaró: “Yo no me voy a cortar el cabello. Lo bueno es que mi mamá y sus amigues se dedican a buscar la justicia”. Y así fue. Con el acompañamiento comprometido del profesor Ulises Alvarado, y la seguridad sembrada por su familia y amistades, Cian defendió su derecho a llevar el cabello largo y suelto a la escuela. Explicó con tenacidad para transmitir a las autoridades escolares que la forma en la que cada persona decide expresarse mediante su cabello no afecta la capacidad de aprender. Dejó a la directora sin argumentos.
(Les será fácil imaginar el orgullo de la mamá cuervo que escribe esta historia…)
En conversaciones con amistades y amores que me acompañan en este camino, hemos reflexionado sobre el impacto que tendrá en Cian y sus pares que crecen en familias que les permitimos experimentar el vivir libres para decidir qué hacer con sus vidas, incluyendo cada elemento que configura su personalidad. Sin duda será una experiencia muy distinta a la de la mayoría de las personas que nos de/formamos en generaciones en las que la obediencia se configuraba como uno de los valores más esperados en la conducta de personas menores de edad y dependientes.
Haciendo realidad la utopía —soñando y actuando junto a madres y personas que acompañan la crianza amorosamente—, confío en que todas las noches de angustia y las lágrimas que derramamos al enfrentamos a la imposición de las rígidas normas de género y sexualidades tradicionales, se convierten en nutrientes para una sociedad libre de roles, estereotipos y prejuicios de género, que permita que todas las personas florezcamos como lo deseamos.
Muchas gracias por la complicidad.
@Cgaribi Feminista por posición política, madre cuervo por elección. Forma parte de la equipa de GIRE.
15 diciembre 2022