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En las últimas semanas hemos visto circular en redes sociales otra vez el hashtag #FreeBritney, un llamado a “liberar” a Britney Spears del control al que se encuentra sometida desde hace más de 13 años. El asunto tiene mucho tiempo, pero ¿por qué hemos estado hablando de esto ahora? ¿De qué va el caso? ¿Cómo es posible que la princesa del pop no sea “libre”? ¿Quién es Britney Spe…? NO, eso sí no lo voy a aceptar y asumiré que nadie vive debajo de una piedra y todxs aquí sabemos de quién estoy hablando.
Britney Spears vive bajo un estado de tutela jurídica conocido como conservatorship. Esto quiere decir que, bajo órdenes judiciales, no tiene control sobre la mayoría de las decisiones de su vida ni sobre su patrimonio.
En 2008 y, en medio de un divorcio que implicó la disputa por la custodia de sus dos hijos, Britney protagonizó una serie de escándalos públicos que llevaron a cuestionamientos mediáticos sobre su salud mental (y, oh sorpresa, sobre su capacidad para ser una “buena madre”). Las imágenes son muy conocidas: Britney rapándose tras salir de un centro de rehabilitación, golpeando con un paraguas el coche de un paparazzi, manejando con uno de sus hijos en las piernas. Todas ellas situaciones a su vez propiciadas y magnificadas por los medios de comunicación.
Tras un altercado con la policía relacionado con la entrega de uno de sus hijos tras una visita a su casa, Britney fue internada —de manera forzada— en una institución psiquiátrica y, en respuesta a una petición expresa de sus padres, una Corte estableció una tutela (supuestamente temporal) sobre sus bienes y su vida personal a cargo de su padre, James Spears. Esta tutela ha continuado desde entonces, aunque parte de la misma se ha transferido a una tutora “profesional” a partir de 2019.
Desde hace muchos años, el movimiento de #FreeBritney, impulsado en su mayoría por colectivos de fans, ha denunciado los abusos financieros y de otro tipo de los que ha sido víctima. En todo este tiempo, ella había evitado realizar declaraciones públicas al respecto. Pero el 23 de junio en una sesión virtual frente a una jueza en Los Ángeles que revisaría su caso, Britney se expresó de manera directa y brutal sobre la situación que vive.
En su audiencia, contó detalles hasta ahora poco conocidos sobre su vida los últimos años: su internamiento forzado en instituciones psiquiátricas y de rehabilitación, la coerción que ha enfrentado para tomar ciertos medicamentos, su falta de libertad para removerse un dispositivo intrauterino (DIU) para poder tener hijos, y la vigilancia 24/7 a la que se encuentra sometida en casa por parte de un ejército de enfermeras y guardias de seguridad.
El nivel de control es increíble, pero tampoco es único de su caso. La historia de Britney no es una que pasa —solamente— por la presencia de villanos particulares, como su papá o sus exparejas (que tienen un nivel de responsabilidad importante). Ocurre también porque las figuras para anular la capacidad jurídica de las personas existen y se refuerzan a través de su uso. En México, se expresan bajo la figura de la interdicción que, como el conversatorship, permite la declaración de la incapacidad jurídica de algunas personas —como las personas mayores o las personas con discapacidad— bajo el argumento de “protegerlas” y sin ofrecer ningún tipo de mecanismo para conocer su voluntad o impulsar modelos de decisión asistida en casos que así lo ameriten.
La estructura misma de estas figuras, además, se encuentra diseñada para impedir su cuestionamiento por parte de las personas que son definidas como “incapaces” de tomar sus propias decisiones: la misma Britney —con todos los privilegios relativos que podría tener— ha encontrado imposible salir de su situación en todos estos años, entre otras cosas, porque no puede contratar representación jurídica propia y cuenta solamente con un abogado asignado por el Estado para velar por sus intereses… mientras paga el sueldo de su papá y de toda una maquinaria —médica, jurídica y mediática— diseñada para mantenerla en esa situación.
Por lo pronto, la situación de Britney continúa hasta nuevo aviso. Y nosotras seguiremos diciendo #FreeBritney para ella y para todas las personas que merecen vivir con autonomía y libertad para tomar decisiones sobre su vida.
“La interdicción más allá de Britney Spears” https://discapacidades.nexos.com.mx/la-interdiccion-mas-alla-de-britney-spears/
El documental Framing Britney Spears (disponible en Hulu).
14 julio 2021