Hablar de maternidad desde nuestra renuncia
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Hablar de maternidad desde nuestra renuncia


Por Karen Villalobos

En la labor periodística se busca ver el mundo a través de distintas fronteras, elegimos escribir textos que escuchan a otras-otros-otres; sin embargo, esta vez no puedo evitar escribir en primera persona, porque si algo me han dejado bien claro los feminismos es que lo personal es político.

Hay una cierta edad en donde el tema de la maternidad se vuelve más recurrente, los veinti-treintas. Fue desde preguntas personales y noches de mirar fotografías de las conocidas sosteniendo a sus crías que me permití cuestionarme sobre si hay posibilidades de realmente elegir maternar o no en un contexto como el que afronta este país y desde las trincheras individuales. Para no quedarme con una duda aislada, platiqué a la distancia, pero casi como en un café entre amigas, con dos mujeres admirables por donde se les mire.

Dalia es una periodista que radica en el estado de Jalisco, es jefa de información, reportera y editora en Zona Docs, un medio digital independiente. Ha gastado su pluma en retratar el contexto de la desaparición de personas en el estado; acompaña a las madres que buscan a sus hijxs, narra sus historias, sus dolores, sus luchas. Ese es su día a día: retratar la violencia que permea el lugar que habita.

Elizabeth es periodista de investigación, radicada en Tijuana, se enfoca en temas de corrupción y derechos humanos, escribe siempre con lentes violeta porque como mujer reconoce la importancia y necesidad de mirar desde y con perspectiva de género.

Ambas viven en estados con altos niveles de violencia, lo que las ha llevado a caminar con ciertas reglas, porque en este país ser mujer es permanecer en alerta constante, y ser mujer periodista es llevar esa alerta encendida 24/7.

 

DALIA:

“Yo recuerdo que salía y volteaba a ver a todos lados, pero no sólo el miedo que yo sentía de ser periodista y de que algún funcionario, sujeto o persona fuera a perseguirme, sino porque me daba miedo que me pasara a mí como Dalia, como una chava que sale muy temprano de su casa con una mochila. Aunque recorría tres cuadras para llegar, eran tres cuadras panteoneras e irremediablemente me pasaba todo por la cabeza.

Y pues también es complicado, por ejemplo, ejercer el periodismo como mujer dentro del propio gremio; y una mujer periodista independiente, y una mujer periodista independiente de un medio digital”.

Se ha puesto sobre la mesa la idea de repensar la maternidad desde el amor y lo comunitario, pero poco desde una narrativa donde el elegir no maternar también se traduzca en una decisión amorosa y colectiva. La maternidad no sólo se desea: se piensa, se elige, es voluntaria, digna, saludable, libre de violencia también para las infancias que vendrán.

Dalia - decidir no maternar

Dalia

ELI:

“Yo creo que hasta hace apenas unos tres, cuatro años, si me hubieras preguntado que si quería ser mamá o no, te hubiera dicho que sí, claro que sí; pero con el tiempo me di cuenta que nunca fue algo que yo de verdad quería, sino que sentía que tenía que hacerlo, que era algo que se esperaba de mí.

Mi familia nunca ha sido esta familia que te presiona con un: “¿para cuándo?”, pero yo sentía la presión porque conozco a mis hermanos y ellos siempre han sido muy claros en que no quieren ser padres. Entonces sentía que era la única oportunidad de que mis papás fueran abuelos, y desde niña crecí pensando que ese era mi destino, que era el ciclo normal de la vida”.

El despertar feminista nos lleva a repensar una y otra vez nuestras experiencias y replantearnos las decisiones que tomamos; sin embargo, ha sido el contexto que habitamos el primero en sembrarnos dudas y preocupaciones.

Durante la última década en México se ha reportado la desaparición de 3 mil 241 mujeres adolescentes de entre 12 y 17 años como promedio anual, es decir, nueve cada día. Es esta la geografía en la que hemos decidido no parir, no criar, porque tenemos miedo. Nos da miedo sentir en carne propia el dolor que hemos visto en las otras o, en todo caso, nos da miedo hacerlo padecer.

DALIA:

“El primer miedo que yo tuve de ser mamá fue que alguien me pudiera quitar al ser que yo amo. Este ser que me han dicho que debo cuidar, que me va a amar, que lo voy a amar, que seremos para siempre. Pensar que alguien me lo pueda arrebatar, o que en su defecto yo dejara en abandono a ese alguien si algo me pasara a mí, o que lo tuviera en esa vicisitud de estarme buscando, o a su papá.

Yo no quisiera… O sea, yo busco a muchos y a muchas que también se vuelven con el tiempo los nuestros, les ves, les reconoces… Pero, sin que se malinterprete, yo no quisiera buscar a unx de mis hijxs.’’

ELI:

“Yo puedo decirte incluso que me da miedo ser madre y traer a una mujer al mundo. Eso es algo que, obviamente, una no puede escoger si va a ser niño o niña, pero por las cosas que nos ha tocado vivir a todas, siento que sería muy duro, muy difícil criar a una niña en un contexto así… ¿Cómo le explicas que no puede quedarse a dormir con sus amigas porque qué tal si la tocan, qué tal si…? Lo pienso porque mis papás nunca me dieron permiso de ir a pijamadas, y a mí se me hacía como: ay, qué mala onda. Me enojaba, sentía que no tenía libertad y ahora lo veo distinto, todo el tiempo me estaban protegiendo”.

Nos han hecho creer que tenemos el poder de decisión respecto a nuestro futuro, que podemos elegir maternar o no, sin embargo, toda consecuencia caerá en nosotras, las que decidimos a edad temprana, o decidimos muy tarde, y tendremos que asumirlo todo.

Eli - Decidir no maternar

Eli

DALIA:

“Creo que es cotidiano en mí el decir: ¿quiero ser o no mamá?, ¿estoy acertando o no?, ¿tengo la edad? Incluso cuestiones de salud, de verdad es algo bien denso, horrible… Mi mamá padeció cáncer de mama hace diez años, entonces mi ginecóloga lo primero que me dijo fue que yo tenía que tener hijos antes de los 30 para minimizar el riesgo de padecer cáncer. Entonces pienso en que no quiero tener cáncer, pero tengo que tener hijos, pero esa decisión viene con eso y para mí es muy terrible”.

 

Escucho atenta el testimonio de Dalia y Eli, es el espejo de una historia que conozco, porque es mi propia historia y la de muchas otras mujeres periodistas, activistas, defensoras de derechos humanos, mujeres que saben que su vida está en peligro constante porque ya de por sí ser mujer en México es sobrevivir día con día; a eso hay que sumarle el riesgo de quienes deciden escuchar en el silencio, no callar y escribir sobre un país de feminicidios, desapariciones, fosas, éxodos y muerte. Inevitablemente nos cuestionamos sobre un futuro que nos es incierto.

¿Cómo maternar en un país donde nos están desapareciendo y explotando sistemáticamente? ¿Cómo maternar cuando seguimos saliendo a las calles a exigir el derecho a una vida libre de violencias, una vivienda digna, educación? ¿Cómo maternar viendo a tantas infancias solas a causa de 11 los feminicidios diarios?

La guerra que seguimos viendo pasar frente a nuestros ojos nos ha cambiado los sueños y nos ha orillado a repensar nuestra seguridad, pero también la de nuestros seres amados. Constantemente me pregunto qué será de las infancias que se han quedado solas, que han visto cómo les arrebatan a sus padres y madres, que no conocen más que un mundo violento que las olvida constantemente. ¿Qué futuro tienen? Como periodistas buscamos contar historias que sirvan para la justicia, la verdad, la memoria, que permitan que este mundo sea un lugar más habitable y empático, con nosotras, con todxs, ¡con las infancias!

Elegir no gestar, parir y criar desde nuestros cuerpos no nos hace merecedoras de ciertas etiquetas, porque a cambio podemos elegir desde el cuidado y la sororidad acompañar otras crianzas, de las jóvenes y abuelas que están maternando en soledad, de las amigas, las compañeras de trabajo y de vida.

Aunque la historia de las mujeres en este país ha sido narrada desde las ausencias, el dolor y la orfandad, nosotras decidimos que esa no va a ser más nuestra historia, que podemos contar otra desde la resistencia, los afectos y la lucha diaria por otros mundos posibles que podamos habitar sin temer. Crear una justicia que sea desde nosotros y para nosotras.

Elegir no maternar en geografías violentas es también una forma de luchar por una vida digna.

@Karenvillalobs es periodista independiente, feminista y acompañante. Siempre con tenis y ánimo de contar las otras historias. Forma parte del equipo GIRE.

Karen Villalobos

 

 

 

 

 

 

 

 

*Ilustración en portada por Mariana Sanín 


23 julio 2021


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