Contrario a lo que comúnmente se cree, muy pocas de las mujeres que acuden a practicarse una interrupción legal del embarazo se han realizado más de una. Las mujeres que abortan tienen en promedio más hijos que quienes llevan su embarazo a término. Además todo indica que tienen en promedio mayor nivel de escolaridad que el promedio de las mujeres capitalinas y que sus contrapartes que parieron en el mismo año en que ellas abortaron.
La despenalización del aborto en Oaxaca no viola la Constitución local. Recordemos que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha dicho que proteger la vida no implica criminalizar el aborto y que la negación del acceso a una interrupción legal del embarazo viola el derecho a la salud.
Si bien la Ley de Amnistía podría transformar la vida de las mujeres que están en prisión por interrumpir sus embarazos, sus efectos serán limitados por tratarse de una ley federal, y no se resolverá el problema de fondo porque las mujeres seguirán siendo criminalizadas.
El nuevo gobierno sigue haciendo caso omiso a la exigencia de contar con políticas públicas que arranquen de raíz la idea de que las mujeres son las principales responsables de las labores del hogar y de cuidados.
Teniendo en cuenta las condiciones de vulnerabilidad que ponen a las mujeres con alguna discapacidad en riesgo de sufrir violencia sexual, particularmente dentro de instituciones, es fundamental que el Estado garantice su integridad, y en los casos de violencia, que asegure el acceso irrestricto a la interrupción del embarazo.
Trump ha bloqueado el acceso de Planned Parenthood a 266 millones de dólares, lo cual dejará sin servicios de salud reproductiva a las poblaciones más vulnerables, como las mujeres latinas y negras.
La violencia obstétrica es una negación clara de derechos y de justicia, una violación de los derechos de las mujeres perpetrada por el Estado a través de las instituciones de salud y, en consecuencia, una violación constitucional alcanzable a todo el marco de tratados y del sistema convencional de derechos humanos al cual México forma parte.
La CNDH ha tenido muchos ciclos, unos mejores que otros. En los hechos, las restricciones presupuestarias y la falta de acuerdos políticos sí hacen mella en su autonomía. Hoy en día la CNDH debería pensar en reformarse en su ejecución, en el día a día, no con reformas legales.
El discurso mediático sigue sin reconocer que las mujeres viven con miedo, que el peligro las acecha tanto en los espacios públicos como en los privados, porque quienes agreden no sólo se encuentran en el ámbito familiar o laboral, sino que forman parte de las instancias cuya obligación es terminar con la ola de violencia que aqueja a las mujeres en la vida cotidiana.